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Notas
Títulos alternativos: "La suegra perversa", "Manuelita", "Doña Albela", "Doña Albora", "Doña Arbola".
Bibliografía
IGRH: 0153
Otras versiones de "La mala suegra"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
KIORIDIS, I. (2015). La suegra «mata» a la nuera: dos ejemplos del motivo en las baladas tradicionales griegas y en el romancero, Atalaya [En ligne], 15.
URL: <http://atalaya.revues.org/1683>
SORIANO LÁZARO, E. (1981). El romance de la mala suegra recogido en Mezquita de Loscos, Kalathos, I, 179-182.
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Transcripción
Carmela se paseaba por una sala de alante,
con los dolores de parto, que el corazón se le parte.
Su suegra que fue a verla y se echó sobre el [¿alzaife?]:
—¿Por qué no te vas, Carmela, [¿a descuidar?] a casa de tus padres—.
La comadreta avisa (............................)
y Pedro está de caza y a la noche llegará.
—Si a la noche llega Pedro, yo le daré de cenar,
ropa limpia, ropa blanca, la que tú le puedas dar—.
A la noche llegó Pedro: —Mi Carmela, ¿dónde está?
—Se marchó a casa de sus padres porque me ha tratado mal.
De injurias y calumnias, hasta el último linar—.
Montó Pedro en su caballo y siempre con sus criados delante
y al llegar por las cortes de Segovia se encontró con la comadre:
—Bienvenido seas, Pedro; ya tenemos un infante.
El infante vivirá y la madre Dios la guarde—.
Llegó Pedro hasta el lecho: —Levántate, Carmela,
que nos vamos para el valle. —¡Cómo me voy a levantar!
Si una mujer de hora y media parida, ¡cómo quieres que una mujer se levante!
—Levántate, Carmela, y no vuelvas a replicarme—.
La montó Pedro en su caballo, y siempre con sus criados delante.
Andaron cuatro leguas sin uno ni el otro hablarse,
—¿Cómo no me hablas, Carmela? —¿Cómo quieres que te hable,
si los pechos del caballo van bañaditos en sangre?
—Dime la verdad, Carmela: ¿Qué ha pasado con mi madre?—
Al decir esas palabras, muerta al suelo cayó al instante.
A otro día de mañana, las campanas redoblasen.
—¿Quién se ha muerto? ¿Quién se ha muerto? —La Condesa de Olivares—.
Y de la cuna del niño la voz salió: —No se ha muerto, que la ha matado mi padre,
por un falso testimonio que han querido levantarle—.
Y una vieja que yo tengo reviente por los ijares.