La devota de San Antonio

Audio

Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0004r

Informantes

Recopiladores

Bibliografía

IGRH: 5058

Otras versiones de "La devota de san Antonio"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3893); Alcalá Ortiz (2006: p. 135); Alonso Fernández et alii (2017: n.º 70); Atero Burgos (2003: n.º 317); Barrios Manzano y Jiménez Rodrigo (2002-2003: n.º 114); Benítez Sánchez (1999: p. 308); Benítez Sánchez (2000: p. 260); Checa Beltrán (2005: n.º 53); Esteve Faubel (1998: pp. 1136-1139); Fraile Gil (2013: n.º 69); Hernández Fernández (2010: n.º 28); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: pp. 136-137); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 193); Moreno Moreno (2016: n.º 208); Pimentel García (2020: n.º 901); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: p. 150); Rico Beltrán (2009: n.º 93); Trujillo Pacheco (2017: n.º 77).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

ATERO BURGOS, V. y VÁZQUEZ RECIO, N. (1997). Hacia una tipología del romancero milagroso en un corpus del sur. En José Manuel Lucía Megías (ed), Actas del VI Congreso Internacional de la Asociación Hispánica de Literatura Medieval (Alcalá de Henares, 12-16 de septiembre de 1995), vol 1., 191-200. Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá.

Transcripción

En Cádiz hay una mujer     viuda y con una hija.
La hija, de buen parecer;     quince años tiene Rita.
Devota de un santo     es aquella joven,
y su cuerpo tenía     como corresponde,
tenía en su dormitorio,     en una urna metido.
Siempre le pedía a San Antonio:     —Concédeme lo que te pido,
de que mi mamá     cambie de pensamiento.
Quiere comerciar     de mí y de mi cuerpo.
A otro día entró la madre:     —¿No sabes qué he pensado, Rita?
Estamos pasando hambres     siendo tú tan rebonita.
Pues hay un caballero     que me quiere dar
cantidad en dinero     por tu hermosedad—.
Contestó Rita llorosa:     —Eres una mala madre.
Quieres vender a la hija,     a la hija de tu sangre.
Y tu hija no se vende     por ningún dinero,
y menos entregármela     a un caballero—.
A otro día entró el caballero     y a su lado se sentó:
—Dime tú, niña bonita,     ¿cuál quieres que sea tu opinión?
—Si vos sois soltero     y os queréis casar,
sólo San Antonio     el premio os dará.
Yo no me puedo casar—.     San Antonio contesta:
—Si a monja quieres entrar,     yo hablaré con la abadesa.
Devota de un santo,     así es lo mejor,
porque yo soy San Antonio     y soy tu confesor.

Resumen de "La devota de san Antonio"

Una viuda pobre quiere prostituir a su hija. Esta le suplica socorro a la efigie de san Antonio que tiene en su cuarto. En ese mismo momento, la madre le anuncia que hay un caballero rico que ofrece una buena cantidad de dinero por su honor, y lo hace pasar. Una vez a solas, el caballero le asegura que no manchará su honor. La muchacha le suplica que la saque de casa, a cambio de lo cual, le ofrece su mano. Él le asegura que no puede casarse, pero le promete pagarle la dote para ingresar en un convento. Ambos salen de la casa, a veces el santo transforma a la joven en una paloma que sale por la ventana. Una vez llegan a los jardines del convento, el santo le revela su verdadera identidad. En algunas versiones, la madre se extraña de que el caballero no salga de la habitación. Al entrar en ella, se encuentra una carta en la que se le recrimina por su mala acción. Junto al papel, se arrastra una serpiente, la cual se enrolla a su cuello y la mata.