En las montañas de Asturias     una niña vi 
que tenía quince años     regando su jardín. 
Pasó un caballero,     le pedió una flor 
y la bella asturiana     le dijo que no. 
—Las flores de mi jardín     no son pa ningún caballero, 
las quiero para mi pecho     y para mi pelo. 
—¡Quédate con Dios, asturiana!     ¡Me la has de pagar 
la mala acción de la flor!     ¡Te tengo que matar!— 
A los dos días siguientes,     la niña salió 
y la cogió el caballero     y se la llevó. 
—Toma, caballero,     una flor de mis manos  
y déjame de ir     con mis tres hermanos. 
—No quiero flor de tu mano,     ni tampoco a ti.
Te dije que en mi presencia     tenías que morir—. 
La cogió de un brazo     a la bella asturiana  
y en cada lao de un pecho     le ha dao tres puñaladas. 
Este criminal merece     que lo degollaran  
y que pagara la muerte     de la bella asturiana.