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Bibliografía
IGRH: 0371
Otras versiones de "Los mozos de Monleón"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
CARRIL RAMOS, A. (1982). Los mozos de Monleón. En las obras literarias, cancioneros y estudios romancísticos. Revista de Folklore, 17, 166-169.
DÍEZ RODRÍGUEZ, M. y DÍEZ TABOADA, M.ª P. (2005). Antología comentada de la poesía lírica española. Madrid: Cátedra.
GARCÍA MATEOS, R. (1986). Notas varias de tres versiones del romance de Los mozos de Monleón. Revista de Folklore, 67, 13-16.
GOMARÍN GUIRADO, F. (1977-1978). Los mozos de Monleón, una variante. En Publicaciones del Instituto de Etnografía y Folklore "Hoyos Sainz" (pp. 179-190). Santander: Diputación Provincial.
PUERTO, J. L. (1988). Los mozos de Monleón: Oscura tragedia ritual. Revista de Folklore, 95, 154-159.
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Transcripción
En el pueblo de Segovia, una viudita vivía
que tenía tan sólo un hijo, el consuelo de su vida.
El muchacho, que ha salido un poquito aficionado,
que quería ser torero pa matar los toros raudos.
Un domingo por la tarde a su madre le decía:
―Madre, dame usted la ropa que me voy a la corrida.
―La ropa no te la doy ni a la corrida tú vas
porque son torillos bravos y a ti te van a matar.
―A la corrida he de ir, buscaré ropa prestá.
―Pagará la eterna vida pa poder ir a torear.
Permita el Dios de los cielos y la Virgen del Rosario
que si vas a la corrida que te traigan en un carro―.
Ya viene Manuel García a matar el toro negro.
L´ha metido una cornada por el costado de izquierdo.
Ya lo suben para arriba, ya lo bajan para abajo.
En la puerta la viudita, allí pararon el carro.
―Buenos días, la viudita. ―No son buenos, que son malos.
―Aquí tiene usted a su hijo, ya puede usted amortajarlo―.
Ya le preparan la ropa, ya le preparan la caja.
―Esta fue la maldición que le eché al salir de casa―.
A los ocho o nueve días salió la viudita al campo,
bateaba y berreaba como aquel torillo bravo.
Madres que tengáis hijos, un ejemplo os voy a dar,
que no le echéis maldiciones que le pueden alcanzar
porque Dios está en los cielos y no lo debemos de olvidar.