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Moreno (2016) recoge tres variantes en el Romancero de la provincia de Córdoba (nº 370, San Sebastián de los Ballesteros; 371, La Victoria; nº 372, Puente Genil) muy parecidas a esta, sobre todo las dos primeras.
(Comentario de Isabel María Ayala Herrera)
Isabel María Ayala Herrera
Bibliografía
IGRH: 0000
Otras versiones de "Crimen por celos"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
Era una casa de peones camineros, aproximada al mismo pueblo de ella.
Habitaba una señora con tres hijos, veintitrés años contaba la doncella.
Era la chica novia de Manuel Jiménez, con delirio se querían los muchachos.
Toda la familia era conforme, faltaban seis días para casarlos.
Y una mañana muy tempranito, a la casita se presentó
una señora muy elegante y a Carmelita se dirigió.
—Carmelita, ese novio que tú tienes es mi amante hace muchísimo tiempo,
y si quieres a las buenas lo despides y si no a las malas yo lo apruebo—.
Y Carmelita, que estaba sola, a la señora se dirigió:
—Yo no lo olvido y aunque me maten porque lo quiero de corazón—.
De repente se levanta la señora y en sacándose un cuchillo de las medias,
Carmelita que corrió para encerrarse en un cuarto que había lleno de leña.
—A matarte o a quemarte estoy dispuesta y si no le prendo fuego a la casa—.
La señora mandó fuego con la joven y ardía en grandes llamaretadas.
Pero al momento de aquel incendio a la casita se presentó,
el novio de ella, Manuel Jiménez, y a la señora se dirigió:
—Mujer ingrata, mala infame, traicionera, no sabes el daño que me has causado—.
La señora mandó fuego con el joven y lo ha herido de una pierna y de un brazo.
Más adentro se oyen voces de auxilio: —Manuel mío, que ardo viva entre las llamas,
me asesina una señora miserable porque dice que hace tiempo que te ama—.
Manuel Jiménez con valentía a la ventana se abalanzó,
cortando hierros y como un loco entre las llamas se convirtió.
—Carmelita de mi alma ya eres muerta, ¿dónde estás mi vida? Ya no te veo—.
Dando vueltas por el cuarto como un loco, se la ha encontrado asfixiadita en el suelo.
La cogió en brazos con valentía, con grande arrojo se la sacó.
Pero al momento de salir fuera, el techo en llamas se desplomó.