El criado y la señorita

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0074r

Informantes

Notas

Aclaraciones léxicas:

riquítico asurero: entiéndase 'raquítico usurero'.

Anotaciones musicales

Comentario musicológico

Se ofrece transcripción musical de este romance en la Tesis doctoral de Moreno Moreno (2016, pp. 624-625, partitura 342).

(Comentario de María Virginia Sánchez López e Isabel María Ayala)

Bibliografía

IGRH: 0000

Otras versiones de "El criado y la señorita"

Alcalá Ortiz (2003: pp. 1086-1088); Alguacil González (2012: pp. 70-72); Alonso Fernández et alii (2017: n.º 10); Atero Burgos (2003: n.º 157); Heredia Menchero (2017: n.º 1026); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 240); Moreno Moreno (2016: n.º 140); Pimentel García (2020: n.º 548).

Contaminaciones y engarces

El criado y la señorita + Agustinita y Redondo (Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 241).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Doña Teodora le dice       a su esposo don Fidel:
 —Me parece que el gañán       mira mucho a la Isabel.
—Eso me parece a mí;       se me antoja una comedia,
que si él la mira mucho,       mucho más lo mira ella.
Nuestra hija debe casarse       y dar con un caballero,
y no debe enamorarse       de un riquítico asurero*;
que se dirá por el pueblo       que no lo pierda de vista,
porque un pobre jornalero       dé con una señorita—.
Para terminar el cuento,       voy a cortar por lo sano
y en mandarlo a trasladar,       el cuento se ha terminado.
Las doce y media serían        y estaba en la reja hablando;
hablando con su Pedro        y amargamente llorando:
—Toma, Pedro, este pañuelo,       que lo bordé para ti;
para ti, prenda dorada,       pa que te acuerdes de mí.
—Y tú toma este retrato       porque ayer me retraté,
y aunque me aleje de ti,       para que me pueda ver—.
Ya se retira el gañán,       ya se retiran los dos,
y la pobre de Isabel       malita se fue a acostar:
—¡Ay, qué malita me he puesto,       mi probe joven! —decía—.
Esto de no ver mi Pedro,       se me aumenta mi agonía;
se me aumenta mi agonía,       se me aumenta mi dolor;
el retrato de mi Pedro       me dará fuerza y amor.
Si mi Pedro se enterara       lo malita que me he puesto,
pronto soltaría la yunta       y pronto vendría corriendo.
¿No te has enterado, Fidel,       lo que le ha dicho el doctor,
que una fiebre muy grande       le pelpita el corazón?
—Cogeré papel y pluma       y una carta escribiré,
no voy a perder una hija       por el maldito interés!—
Ya que recibe la carta       y ve que es del mayoral,
coge la carta y la lee       y como un niño echó a llorar.
Como un niño echó a llorar,       como loco echó a correr,
cuando el mayoral le dice:       —Toma el dinero para el tren—.
A la entrada de aquel pueblo       se encuentra al enterraor,
con el pico y la pala,       camino del panteón:
—Mi Pedro, ten resistencia,        que esta mañana a las diez
le hemos dado sepoltura       ya a tu adorada Isabel.
—¿Por qué no la desencierra       y ahora que nadie nos ve,
para yo besar su frente       y luego morir después?
—Desenterrarla no puedo,       eso sería una locura;
me mandarán a prisión       por abrir la sepoltura—.
Ya que se asentó en su tumba,       se quedó mudo y sin habla.
No pasaron tres minutos;       salió una paloma blanca:
—No te asustarás, mi Pedro,       no te asustarás de mí,
porque mañana a las diez,       conmigo has de estar aquí.

Resumen de "El criado y la señorita"

Una señorita se enamora de un muchacho pobre, pero los padres se oponen a su relación, consiguiendo que destinen al muchacho fuera de la ciudad. Ella enferma de amor y su padre, compadecido, le escribe una carta al muchacho para que regrese. Sin embargo, cuando vuelve, ya es demasiado tarde y la muchacha está muerta. Acude al cementerio y la amada, transformada en paloma blanca, le entrega una carta para que la haga llegar a sus padres. En ella les recrimina su interés por el dinero. En algunas versiones, el muchacho muere.