El quintado

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Notas

Se repiten dos veces los últimos cuatro versos siguiendo este esquema: “—¡Ábreme la puerta, sol!, / ¡ábreme la puerta, estrella!, / que por tu cara divina / me he librado de la guerra. / —¡Ábreme la puerta, sol!, / ¡ábreme la puerta, estrella!, / que por tu cara divina / me he librado de la guerra”.

Pendiente de transcripción musical

Bibliografía

IGRH: 0176

Otras versiones de "El quintado"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3849); Alonso Fernández y Cruz Casado (2003: n.º 9 y 10); Álvarez Cárcamo (2019: 7.7); Asensio García (2004: p. 104); Atero Burgos (2003: n.º 24); Barrios Manzano y Jiménez Rodrigo (2002-2003: n.º 106); Benítez Sánchez (2000: p. 219); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 174-178); Fraile Gil (2013: n.º 20); Fraile Gil (2016: n.º 27); Gil Muñoz (2010: n.º 39); Heredia Menchero (2017: n.º 995); Hernández Fernández (2010: n.º 6); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: p. 152); Jaén Castaño (2018: n.º 547-548); Manzano Alonso (2003: pp. 213-221); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 16); Moreno Moreno (2016: n.º 23-28); Pimentel García (2020: n.º 130); Piñero Ramírez (1996: n.º 25); Piñero Ramírez (2004: n.º 19); Piñero Ramírez (2013: n.º 20); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: pp. 49-51); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 32); Rico Beltrán (2009: n.º 21); Suárez López (2009: n.º 226); Tejerizo Robles (2007: n.º 382-383); Tomé Fernández (2009: p. 235); Trapero (2000a: n.º 24); Trapero (2003: n.º 13); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 26); Trujillo Pacheco (2017: n.º 18, 19); Valenciano López de Andújar (1994: n.º 57); Vázquez León (1993: n.º 13).

Contaminaciones y engarces

El quintado + Aparición de la enamorada muerta (Álvarez Cárcamo, 2019: 9.5; CLO, 0148r, 0292r, 0293r, 0570r, 0601r, 0686r, 0998r, 1061r, 1085r, 1145r, 1435r, 1531r; Díaz, 2007: F.13; Esteve Faubel, 1998: pp. 1098-1099; Fraile Gil, 2013: n.º 22; Hernández Fernández, 2010: n.º 7; Jaén Castaño, 2018: n.º 549; Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 17; Moreno Moreno, 2016: 27.b-d, 28; Piñero Ramírez, 2004: n.º 20; Piñero Ramírez, 2013: n.º 21; Rico Beltrán, 2009: n.º 22; Schubarth y Santamarina, 1987: n.º 24a; Trapero, 1985: n.º 85; Trapero, 2000a: n.º 25; Trapero, 2000b: n.º 70; Trapero, 2003: n.º 14; Trapero, León Felipe y Monroy Caballero, 2016: n.º 27; Trujillo Pacheco, 2017: n.º 21; Valenciano López de Andújar, 1994: n.º 58.b, 57.b); El quintado + Aparición de la enamorada muerta + Muerte de la novia (Trapero, León Felipe y Monroy Caballero, 2016: n.º 28); El quintado + ¿Dónde vas, Alfonso XII? (Schubarth y Santamarina, 1987: n.º 24c).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

GONZÁLEZ, A. (1994). La aparición y El quintado. Renovación y conservación a través del cruce. En D. Catalán, J. A. Cid Martínez y A. Valenciano (Coords.), De Balada y Lírica, 1. 3er Coloquio Internacional sobre el Romancero, vol. 1 (pp. 345-357). Madrid: Fundación Ramón Menéndez Pidal – Universidad Complutense de Madrid.

Transcripción

—¡Soldado, qué triste estás!     ¿Qué tienes que no te alegra?
¿Es que te marea el mar     o el humo de la caldera?
—A mí no me marea el mar     ni el humo de la caldera,
que el día que me casé     me trajeron a la guerra
y se ha quedao mi mujer     casada, viuda y soltera.
—Si tan guapa es tu mujer,     que tanto te acuerdas de ella.
—Si ustedes la quieren ver,     retrato llevo de ella—.
El capitán que la vio,     prendado se ha quedao de ella:
—¡Anda, vete, soldadito!     ¡Soldado, vete a tu casa!
Por un soldao más o menos,     igual se acaba la guerra—.
A las doce de la noche,     porracitos en la puerta:
—¡Ábreme la puerta, sol!,     ¡ábreme la puerta, estrella!,
que por tu cara divina     me he librado de la guerra.

 

Resumen de "El quintado"

Un muchacho recién casado es reclamado para quintas. En las versiones más extensas, los soldados se detienen a merendar o a comer en el campo. Mientras que todos se divierten, el joven quinto se muestra apenado. Un superior le interroga acerca de la causa de su aflicción. Él le confiesa que no puede soportar la ausencia de su esposa. Ante la insistencia del superior, le enseña un retrato de ella. En las versiones más extendidas, el superior queda deslumbrado por su belleza y le concede la licencia; en otras, el muchacho le ofrece a cambio de su libertad una cadena que le había entregado su mujer. Cuando el soldado vuelve a casa o a casa de su suegra, le pide a su esposa que le abra la puerta. En un principio, esta se niega, pues no reconoce al marido. En algunas versiones le pide que le muestre la cadena para cerciorarse de su identidad, pero él le explica el caso; en otras, el quinto se disfraza de peregrino y llega pidiendo limosna. Todos los desenlaces citados concluyen con el feliz reencuentro de los amantes.