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Notas
Se repiten dos veces los últimos cuatro versos siguiendo este esquema: “—¡Ábreme la puerta, sol!, / ¡ábreme la puerta, estrella!, / que por tu cara divina / me he librado de la guerra. / —¡Ábreme la puerta, sol!, / ¡ábreme la puerta, estrella!, / que por tu cara divina / me he librado de la guerra”.
Pendiente de transcripción musical
Bibliografía
IGRH: 0176
Otras versiones de "El quintado"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
GONZÁLEZ, A. (1994). La aparición y El quintado. Renovación y conservación a través del cruce. En D. Catalán, J. A. Cid Martínez y A. Valenciano (Coords.), De Balada y Lírica, 1. 3er Coloquio Internacional sobre el Romancero, vol. 1 (pp. 345-357). Madrid: Fundación Ramón Menéndez Pidal – Universidad Complutense de Madrid.
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Transcripción
—¡Soldado, qué triste estás! ¿Qué tienes que no te alegra?
¿Es que te marea el mar o el humo de la caldera?
—A mí no me marea el mar ni el humo de la caldera,
que el día que me casé me trajeron a la guerra
y se ha quedao mi mujer casada, viuda y soltera.
—Si tan guapa es tu mujer, que tanto te acuerdas de ella.
—Si ustedes la quieren ver, retrato llevo de ella—.
El capitán que la vio, prendado se ha quedao de ella:
—¡Anda, vete, soldadito! ¡Soldado, vete a tu casa!
Por un soldao más o menos, igual se acaba la guerra—.
A las doce de la noche, porracitos en la puerta:
—¡Ábreme la puerta, sol!, ¡ábreme la puerta, estrella!,
que por tu cara divina me he librado de la guerra.