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Eran, eran varios animales, un borrico, un asno que le pegaba mucho su, su amo. Dice:
―¡Ya no me va a pegar más! ―dice―Yo me voy. Esta noche me salgo de la casa y me voy.
Y andando, andando, se encontró con, con un perro y le dice el perro:
―¿Dónde vas?
―Mira, que mi amo me pega mucho y yo me voy.
Dice: ―Pues eso me pasa a mí, que yo ya no quiero estar con mi amo ―dice― porque no me echa de comer.
Dice: ―Pues súbete encima de mí y nos vamos por ahí, a ver si damos con otro amo mejor.
Fueron andando, andando y se encontraron con un gato, y el gato “fshh”, así maullando, y dice:
―¿Qué te pasa?
Dice: ―Mira, que mi ama, porque le he quitao unos cuantos boquerones, mira, me ha pegao y me ha hecho mucho daño, y yo ya no quiero estar ya más en esta casa.
Dice: ―¡Súbete!
Y se subió encima del perro. Dice:
―Súbete, que nos vamos por ahí a ver si encontramos un amo mejor.
Fueron andando, andando y se encontraron con un gallo, y el gallo dice:
―¿Qué te pasa?
Dice: ―Pues mira, que yo, cuando amanece, me gusta cantar pa que sepan que es que viene el día ―dice―, y mi suegra | y, y mi dueña tiene muchas amigas por aquí que están toa la noche de juerga, y luego por la mañana no les gusta madrugar, y toas me han pegao esta mañana, toas me han pegao por cantar tanto. Yo me voy, yo me voy porque me van a matar a palos.
Dice: ―Súbete.
Se va, se va con ellos.
Llevaba una carrilera de animales el borrico encima. Se fueron andando y vieron una luz en el campo y la luz era una casilla que no había nadie, pero estaba la mesa puesta como de diez o doce personas. Se entraron, que no había nadie, y se comieron todo lo que había.
Y estando allí se quedaron durmiendo, uno en el sofá, el borrico en el sofá, otro en butacas, otro en la silla, los esos. En esto que vienen los dueños, y cuando entran dicen:
―¡Oy, que se han comío la comida! ¡Que nos dejamos la mesa puesta!
Dice: ―Chiquillo, entonces, ¿qué vamos a hacer?
Dice: ―Pues mira, vamos a entrar despacico y los… ―creían que eran hombres.
Pero mira, entraron y el sofá estaba atrás de la puerta pa entrar y el borrico empieza:
―Pim, pom, pim, pam.
Dice: ―¡Oy, madre mía, que hay carabineros, que con la culata me han dao y me han roto la mandíbula!
Y dice otro:
―Yo voy a entrar a ver.
Y entra otro y dice:
―¡Oy, que hay…, que hay salvajes, que me han arañao la cara. ―el gato.
Y así tos. Tos empezaron a defenderse y entonces cogieron los dueños y se fueron y abandonaron la casa, y ya se quedaron ellos en la casa tan felices y tan a gusto tos los animales.