La guarida donde el diablo mete a las personas que le entregan

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Bibliografía

Esta narración fue recogida en Martínez Reyes (2016: n.º 395).

Transcripción

Mi papá es que cuenta que una vez fue que a él le contó un señor, pero que el señor era brujo, que tenía pacto con él. Pero dicen que | Bueno, no sé, o si será cierto. Dicen que el señor este iba aquí al volcán de El Salvador, de ―¿cómo? ― San-, como San Miguel.
Entonces ahí dicen que iba, y que ahí, por debajo del volcán, habían todos los que se entregaban. Hasta dicen que ahí apareció uno de ahí de Nacaome, que es un grande, de los meloneros. Este, ¿cómo se llaman esos? ¡Molina! ¡Miguel Molina! Varios ahí que son, que daban esos.
Ahí aparecían los sobrinos, o los hijos más queridos que ellos tenían, que los entregaban.
Y que ―bueno― el diablo dicen que les va chupando la sangre poco a poco y los mantiene desnudos. A los que juegan billar, les mantiene unas mesas de billar.
Y a los que | a las mujeres, otras cosas ahí. No se especificó bien él, cuando le contó todo eso a mi papa, y a Pedro Flores, un señor que fue cuñado de mi papá, que fue hermano | la mujer de él fue hermana de mi papá; entonces a ellos les contaba.
Ahí los llevaban y ahí los chupaban poco a poco. Y les tenía billares para los que jugaban billar, cigarros, así…, pero ahí mismo se los iba consumiendo, hasta que quedaban las puras calaveras.
Ya cuando les iba chupaba la sangre, ya solos iban cayendo, como ya estaban solo los puros huesos.
Cuando vos haces un pacto con ellos, dicen que tenés que entregar a tu…, bueno, a un sobrino favorito o a un hijo favorito para eso.
Bueno, el que más querrás vos, el que más querrás, porque si no, no haces nada.
Él te puede decir que te puede amanecer todo un corral de lleno de ganado o de dinero, pero que le des el, que siempre…, que le des el hijo o sobrino favorito, cualquier familiar.
Pero que, poco a poco, te iba a ir, que vos le fueras dando los empleados que tuvieras, uno por uno, ¿si?, hasta el final te quedás vos, y cuando te quedás vos solito solo con él, bueno, que ya no querías seguir con él, él te llevaba.
Te hacía el tonto y así. Otro caso fue el de un señor de Los Luises, que llamaba ese lugar, que él hizo un pacto. Él era millonario, pero en una ida, que dicen que venía para Tegucigalpa, nunca… Bueno, salió de ahí; dicen que salió de la casa, pero como para llegar a donde agarra los buses uno; nunca llegó ahí. Lo buscaron como tres años y nunca lo encontraron.
Hasta que se dieron cuenta que él tenía pacto con el diablo y dijeron:
—¡No, ese fue el diablo que se lo llevó!
No lo volvieron a encontrar nunca jamás. Así, desaparecido como de la nada […] Ellos quedaron millonarios, como se llevó al mero.
Como ya el hombre se le reveló al diablo, entonces él quedó | la familia quedó millonaria. ¡Pero ahora ya no tienen mucho dinero ellos ya!