La cabrera devota elevada al cielo

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Bibliografía

IGRH: 0214

Otras versiones de "La cabrera devota elevada al cielo"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 4032); Álvarez Cárcamo (2019: 18.5); Asensio García (2004: p. 125); Atero Burgos (2003: n.º 74); Díaz (2007: B.9); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: p. 165); Fraile Gil (2010: n.º 108); Fraile Gil (2016: n.º 306); Higueras Martínez y Aguilar González (2001: p. 176); Manzano Alonso (2003: pp. 323, 325, 326, 328-329); Marazuela Albornos (1981: p. 386-387); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 150); Moreno Moreno (2016: n.º 94); Pimentel García (2020: n.º 950); Piñero Ramírez (1996: n.º 72); Piñero Ramírez (2004: n.º 55); Piñero Ramírez (2013: n.º 119); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 76); Salazar (1999: n.º 173); Valenciano López de Andújar (1994: n.º 86).

Contaminaciones y engarces

Los sacerdotes piadosos, la pastora y la Virgen + La cabrera devota elevada al cielo (Valenciano López de Andújar, 1994: n.º 87).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

La pastora en el monte     guardaba sus dichas cabras;
con el rosario en la mano,     rezaba su vida santa.
Tres vueltas le dio a una piedra     y vio cómo el cielo estaba,
y vio que venía una nube     de la corte soberana.
En medio de aquella nube     vio que bajaban tres damas,
una vestida de azul,     las otras dos de morado.
La Virgen le preguntó:     ―Dime, divina pastora, dime de quién son las cabras.
―Tuyas son, Virgen María,     tuyas son Virgen sagrada.
―Pero oye, niña, ¿me conoces,     que de esa forma me hablas?
―Sí Señora, le conozco.     Es usted la Virgen santa
que en el Cielo la veneran     con campanitas de plata―.
El padre de la pastora:     ―¡Mi pastora, que no viene! ¡Mi pastora, que se tarda!―
Y oye una voz que le dice:     ―Aquí tienes pa tos tus cabras,
que tu divina pastora     está en el cielo coronada.

Resumen de "La cabrera devota elevada al cielo"

Una cabrera devota se encuentra rezando el rosario mientras guarda el ganado. De repente, se le aparecen tres damas, que bajan de una nube. Una de ellas le pregunta quién es el dueño de las cabras. La muchacha reconoce a la Virgen y le dice que son suyas. María le pregunta si quiere ir con ella al cielo, pero la cabrera teme por las cabras. La Virgen la tranquiliza asegurándole que ellas mismas se guardarán en el corral. Por la noche, regresa el padre a casa y, angustiado porque no ve a su hija, se postra ante un crucifijo. Una voz le asegura que su hija está en el cielo y que las cabras se encuentran encerradas en el corral. En otras versiones, una cabrera está guardando el ganado cuando se desencadena una fuerte tormenta. Las cabras salen huyendo y la muchacha las busca desconsolada mientras reza un rosario. Las encuentra en un verde valle. Al poco, se le aparecen José, María y Jesús. San José le pregunta a la niña qué hace tan sola y ella lo reconoce. Jesús le propone subir al cielo y ella acepta, pero teme por las cabras. San José las reúne y se las lleva a su padre, a quien informa de que su hija está en el cielo, donde también existe un lugar reservado para él. En algunas versiones, el padre sale a buscar las cabras. Se encuentra con un hombre al que le pregunta por el paradero de las mismas. Cuando le responde que la zagala está en el cielo, la maldice. Como castigo, pierde su puesto en el cielo.