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Notas
palo: ‘C. Rica, Hond., Méx., Nic., Pan., P. Rico y R. Dom. árbol (planta perenne). Palo de aguacate, de mango, de limón (DRAE, 2014). Esta acepción se introduce en el DRAE (2001).
(Nota léxica de Marta Torres Martínez)
Bibliografía
Esta narración fue recogida en Martínez Reyes (2016: n.º 386).
Transcripción
Ahí | se llama | Ahí en el Bonete, donde te conté ahí, ahí sa-, ahí salen los tres, se reúnen y juegan naipes. También es malo jugar naipes. ¿Sabes por qué? Dicen que había una vez, había uno ciego que le gustaba jugar naipe. Ellos saben diferenciar por las manos. Entonces ellos jugaban en el pie de un palo* de guanacaste.
Dice que ahí jugaban tres. Jugaba el ciego, el duende y el duendecillo, que es el más chiquito, el azul.
Entonces dice, dice que ahí jugaban todos los días. Ese día que jugó el duende, el ciego, se quedó el ciego ahí; se subió a la punta de un palo. Dice que ese día él no sabía para donde agarrar porque no tenía casa, lo habían corrido. Y dice que ahí se quedó y escuchó a las doce y media jugar diablo en una mesa naipes.
El diablo y más espíritus. Dice que le dice, dice que le dice, dice que él escuchó que en el árbol que él estaba subido, había mucho dinero. Y dice que él escuchaba y escuchaba. Y él se mió, y ―sí― del miedo.
Y dice que, si esos orines caían en el suelo, o sea, el diablo lo iba a ver y lo iba a matar. Entonces él se resistió y se mió, pero él no se mió en el lugar donde él estaba, sino que él vino y se hizo para el otro lado, a un lugar donde no lo escucharan. Y dice que ese, también ese árbol, podía quitar lo que…, si uno era ciego, se lo podía quitar. Y él se untó.
Y dice que él, al día siguiente, en la pata del palo donde se mió, había mucho dinero. Y él ya no era ciego porque se untó de aquella hoja.
Dice que le dice, dice que le dice, dice que entonces fue donde el otro amigo de él, que le tenía envidia. Y dice que le dijo:
—¡Uy, pero ya tenés dinero! —le dice—. ¿De dónde lo sacaste?
—Pues yo escuché al diablo, que dijo que, en la pata del guanacaste que jugamos naipe, hay mucho dinero —dice.
Y dice que le dice:
—¡Ah! —le dice—, bueno ―dice; entonces, le dice― Vamos a | Yo voy a ir esta noche. Tal vez a mí me dan.
—¡Pues tenés que miarte y untarte para que no seas ciego! —le dice.
Y entonces aquel, a las doce de la noche, ahí estaba otra vez el diablo. Y dice que dice:
—¡Pero yo siento mal olor aquí! —dice que dice el diablo—. ¡Vamos a ver qué es!
Y se suben a la punta del palo. Y le dice:
—¡Dame dinero! —le dice.
Y dice que lo agarró, lo agarraron los espíritus y el diablo y lo mataron, pero lo hicieron picadillo, picadillo.
Dicen que lo hicieron picadillo, picadillo. Dicen que a saber si es que, es que le tenía envidia al otro.