A la cárcel me voy preso,     preso por una mujer, 
y de tres hijas que tengo,     ¿dónde me las dejaré?
Una con la tía Juana,     otra con mi madre queda, 
y la más chica de todas     me la llevo carcelera.
—Carcelera, si me muero     que no me tapen la cara, 
porque ni vivo ni muerto     puedo ver a esa serrana—.
Ya me sacaron de allí     y me llevan para el penal 
donde yo me distraía     viendo los barcos pasar.
Ya me sacaron de allí     y me llevan a otro más malo 
a onde no se divisaban     ni los dedos de la mano.
Ya me sacan de allí     y me llevan para la audiencia; 
entre jueces y el fiscal     me leyeron la sentencia. [Com.: Y dice la carcelera:] 
—¡Válgame Dios de los cielos      y también su santa madre!
No tenía cuatro años     cuando me quedé sin madre
y ahora que he cumplido ocho     quieren matar a mi padre—.
El público a voz decía:     —¡Bájate de ese tablado 
que tu hija, la carcelera,      la vida te ha libertado!