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Notas
botija: ‘coloq. Hond. Tesoro oculto o enterrado’ (DRAE, 2014).
A pesar de que la Academia incorpora esta acepción a partir del DRAE (2001), en la tradición no académica, como vemos en el NTLLE, se recoge ya en el Diccionario de la lengua española (1917) de Alemany Bolufer: ‘Amér. En Honduras, tesoro oculto’.
(Nota léxica de Marta Torres Martínez)
pijiada: ‘Hond. paliza, golpiza’. No se documenta en el DRAE ni en el NTLLE, pero sí hallamos una cédula en el FG: ‘golpeada grande y fuerte’, significado documentado en un trabajo de Fernando Figueroa, publicado en 1955 y titulado Hondureñismos: algunas palabras de uso común usadas en el pueblo de Olancho.
(Nota léxica de Marta Torres Martínez)
piocha: ‘Const. Herramienta con una boca cortante, que sirve para desprender los revoques de las paredes y para escafilar los ladrillos’ (DRAE, 2014). En el NTLLE se documenta por vez primera en el Diccionario castellano (1786-93[1767]) de Esteban de Terreros, pero con un significado relativo al ámbito del adorno u ornamento femenino, ‘joya, o especie de flor con pedrería, o sin ella, que se ponen las mujeres en la cabeza sobre la frente o a un lado’. La RAE incluye desde comienzos del siglo XIX está acepción, desde el DRAE (1803). Hasta finales del primer cuarto del siglo XX no recoge la Academia el significado de especialidad de piocha hallado en este testimonio oral: 'Albañ. Herramienta con una boca cortante, que sirve para desprender los revoques de las paredes y para escalifar los ladrillos' (DRAE, 1925).
(Nota léxica de Marta Torres Martínez)
Bibliografía
Esta narración fue recogida en Martínez Reyes (2016: n.º 208).
Transcripción
Mi papá se halló dos, se halló dos cantaritos, viera qué originales. Por cierto, yo le quebré uno y me zampó una gran pijiada* […]. O sea, dos cantaritos bien originales. Fíjese que él estaba trabajando con un señor de aquí de Gracias. Se llamaba don Pedro Jiménez. Por cierto, cuando trabajaban juntos ―bueno―, estaban sacando arena, dice, pues ese día no les tocó sacar arena, sino que sacaron tierra. Pues cuando ellos estaban trabajando, dice, primero él iba adelante con la piocha*, y cuando acordó que miró algo por encima, como tipo jarro. Y que dijo:
—¡Aquí está una botija*! —dijo—. ¡Ya me voy hacer rico yo!
Lo malo que él hizo fue decirle al otro señor, y cuando alguien le dice al otro y aquel se emociona mucho, aquello se hace nada.
Vino él y dice que le dijo:
—Este… ¡Compa! —dice que le dijo él—. ¡Mire lo que está aquí! —dice que le dijo.
O sea, ya él iba descubriendo él más.
—¡Hoy sí! —dice que le dijo al señor, al otro— ¡Hasta hoy es el día que trabajábamos! —le dijo— ¡Mañana a dormir ya todo el día!
Según ellos, se hacían ricos los dos. Pues dice que dijo el otro:
—¡Pues eso va a ser! —dice que le dijo él—. ¡Vamos a destaparla!
Dijeron a escarbarla bien bonito y la sacaron toda. Pues dice que le dijo:
—El primero en que la va destapar voy a ser yo —dice que le dijo el otro señor.
—¡Pues sí, destápela usted! —dice que le dijo él.
Papi, él ni se emocionó, más el que se emocionó fue el otro. Cuando él viene a destaparla, lleno de tierra estaba. Se le hizo tierra el dinero.