Audio
Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
besana: ‘lugar donde se ara’ (TLHA). Esta voz, según observamos en el TLHA, queda recogida en el Vocabulario andaluz (1934) de Alcalá Venceslada.
(Nota léxica de Marta Torres Martínez)
Bibliografía
IGRH: 0000
Otras versiones de "El criado y la señorita"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
Doña Teodora le dice a su esposo don Fidel:
―Me parece que el gañán mira mucho a la Isabel.
―Eso me parece a mí y se me antoja una comedia,
que si él la mira mucho, mucho más la mira ella.
―Me parece que el gañán es un chico muy formal,
pero ¿qué vamos a hacer si no tiene capital?
―Si esto se diría en el pueblo, yo no lo pierdo de vista,
de que un chico jornalero dé con una señorita.
―Pues lo que vamos a hacer va a ser cortar por lo sano;
es mandarlo a trasladar y el cuento ya se ha acabado―.
A las doce de la noche, Isabel en la ventana,
platicando con su Pedro que amargamente lloraba.
―Toma este pañuelo, Pedro, que lo bordé para ti.
―Para ti, reina dorada, pa que te acuerdes de mí.
―Y tú toma este retrato porque ayer me retraté,
y aunque estemos separados quiero que me puedas ver―.
Ya se despide la niña, ya se despide el gañán,
y la pobre Isabel malita se fue a acostar.
―¡Ay, qué malita me he puesto!―, la pobre niña decía,
―Esto de no ver a mi Pedro se me antoja una agonía.
Se me antoja una agonía; se me antoja un dolor,
y el retrato de mi Pedro me dará fuerza y dolor.
―[Com.] Coge tintero y pluma y una carta escríbele,
que una hija no se pierde por el maldito interés―.
Ya está Pedro en la besana*, y en su Isabel pensando,
y en sus ojos se vio pena y en su cara se vio llanto.
Se oye una voz dulce y tierna; es la voz del mayoral.
Ya cogió Pedro la carta y como un niño echó a llorar.
Como un niño echó a llorar, como un loco echó a correr,
y le dice el mayoral: ―Toma dinero pa el tren―.
A la entrada de aquel pueblo se encontró al enterraor
con el pico y con la pala, camino del panteón.
―Ten tu resistencia, Pedro, que esta mañana a las diez
le hemos dao la sepultura a tu adorada Isabel.
―¿Por qué no la desentierras ahora que nadie nos ve,
pa besarle yo en su boca y morir luego después?
―Esto sí que no hago. Esto sería una locura.
Me llevarían a presidio por abrir una sepultura.
―Un favor te voy a pedir; me lo vas a conceder.
Dime dónde está la tumba de mi adorada Isabel―.
Ya estaba Pedro en la tumba; dos minutos no llevaba,
cuando una paloma blanca a su alrededor volaba.
―No te asustes tú, mi Pedro; no te asustes tú de mí,
que pa mañana a las diez conmigo has de estar aquí.
Esta carta se la das a mis padres por escrito.
Diles que no he entrao en la gloria hasta que no esté contigo.
¶
[Com.] Ya se me ha olvidao una chispa.