El criado y la señorita

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0221r

Informantes

Notas

Notas léxicas

besana: ‘lugar donde se ara’ (TLHA). Esta voz, según observamos en el TLHA, queda recogida en el Vocabulario andaluz (1934) de Alcalá Venceslada.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

Bibliografía

IGRH: 0000

Otras versiones de "El criado y la señorita"

Alcalá Ortiz (2003: pp. 1086-1088); Alguacil González (2012: pp. 70-72); Alonso Fernández et alii (2017: n.º 10); Atero Burgos (2003: n.º 157); Heredia Menchero (2017: n.º 1026); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 240); Moreno Moreno (2016: n.º 140); Pimentel García (2020: n.º 548).

Contaminaciones y engarces

El criado y la señorita + Agustinita y Redondo (Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 241).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Doña Teodora le dice     a su esposo don Fidel:
―Me parece que el gañán     mira mucho a la Isabel.
―Eso me parece a mí     y se me antoja una comedia,
que si él la mira mucho,     mucho más la mira ella.
―Me parece que el gañán     es un chico muy formal,
pero ¿qué vamos a hacer     si no tiene capital?
―Si esto se diría en el pueblo,     yo no lo pierdo de vista,
de que un chico jornalero     dé con una señorita.
―Pues lo que vamos a hacer     va a ser cortar por lo sano;
es mandarlo a trasladar     y el cuento ya se ha acabado―.
A las doce de la noche,     Isabel en la ventana,
platicando con su Pedro     que amargamente lloraba.
―Toma este pañuelo, Pedro,     que lo bordé para ti.
―Para ti, reina dorada,     pa que te acuerdes de mí.
―Y tú toma este retrato     porque ayer me retraté,
y aunque estemos separados     quiero que me puedas ver―.
Ya se despide la niña,     ya se despide el gañán,
y la pobre Isabel     malita se fue a acostar.
―¡Ay, qué malita me he puesto!―,     la pobre niña decía,
―Esto de no ver a mi Pedro     se me antoja una agonía.
Se me antoja una agonía;     se me antoja un dolor,
y el retrato de mi Pedro     me dará fuerza y dolor.
―[Com.] Coge tintero y pluma     y una carta escríbele,
que una hija no se pierde     por el maldito interés―.
Ya está Pedro en la besana*,     y en su Isabel pensando,
y en sus ojos se vio pena     y en su cara se vio llanto.
Se oye una voz dulce y tierna;     es la voz del mayoral.
Ya cogió Pedro la carta     y como un niño echó a llorar.
Como un niño echó a llorar,     como un loco echó a correr,
y le dice el mayoral:     ―Toma dinero pa el tren―.
A la entrada de aquel pueblo     se encontró al enterraor
con el pico y con la pala,     camino del panteón.
―Ten tu resistencia, Pedro,     que esta mañana a las diez
le hemos dao la sepultura     a tu adorada Isabel.
―¿Por qué no la desentierras     ahora que nadie nos ve,
pa besarle yo en su boca     y morir luego después?
―Esto sí que no hago.     Esto sería una locura.
Me llevarían a presidio     por abrir una sepultura.
―Un favor te voy a pedir;     me lo vas a conceder.
Dime dónde está la tumba     de mi adorada Isabel―.
Ya estaba Pedro en la tumba;     dos minutos no llevaba,
cuando una paloma blanca     a su alrededor volaba.
―No te asustes tú, mi Pedro;     no te asustes tú de mí,
que pa mañana a las diez     conmigo has de estar aquí.
Esta carta se la das     a mis padres por escrito.
Diles que no he entrao en la gloria     hasta que no esté contigo.

[Com.]  Ya se me ha olvidao una chispa.

Resumen de "El criado y la señorita"

Una señorita se enamora de un muchacho pobre, pero los padres se oponen a su relación, consiguiendo que destinen al muchacho fuera de la ciudad. Ella enferma de amor y su padre, compadecido, le escribe una carta al muchacho para que regrese. Sin embargo, cuando vuelve, ya es demasiado tarde y la muchacha está muerta. Acude al cementerio y la amada, transformada en paloma blanca, le entrega una carta para que la haga llegar a sus padres. En ella les recrimina su interés por el dinero. En algunas versiones, el muchacho muere.