Voy a cantar señores 
una historia muy bonita,
el éxito que tuvieron 
la otra noche unos artistas. 
 
Empezaron su trabajo 
de predistigitación 
y buscaron un canario 
para hacer la operación.

El artista se encontraba
encima del escenario 
y en la manga se buscaba 
al maldito del canario.

Hubo un silencio rotundo
cuando el canario salió. 
Pero salió moribundo
y en el suelo se cayó.

El público se reía 
mientras Leopoldo lloraba 
y su mujer le decía: 
—Sabía que te lo mataban—.

Dicen que murió del susto 
pero no llevan razón,
que según dice el artista 
ha muerto de un apretón.

Leopoldo se levantó 
y se subió al escenario. 
Le querían hacer al artista 
lo que el artista al canario.

Subieron la jerarquía 
y cerraron el telón;
y la gente se reía. 
Se termina la función.

Si tienes un pajarito
no lo debes de prestar.
Acuérdate de Leopoldo 
que no para de llorar.