Hambre durante la posguerra

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0286n

Informantes

Recopiladores

Notas

Aclaraciones léxicas:
ande: así en el archivo sonoro, en referencia a adónde.

Agradecemos la valiosa ayuda de Fuensanta Aranda Gómez, quien nos puso en contacto con los informantes para la realización de esta entrevista.

Notas léxicas

senaguas: en los diccionarios generales del español no se documenta esta voz, pero sí en el FG de la RAE, donde hallamos cédulas que la registran en Andalucía (‘falda’, especialmente en Andalucía Oriental, según el Atlas Lingüístico y Etnográfico de Andalucía (1961-73), de Manuel Alvar con la colaboración de Gregorio Salvador y Antonio Llorente), Extremadura (‘enaguas’, en Diccionario extremeño, 1980, de Viudas Camarasa), Murcia (‘vestidura interior de mujer’, Vocabulario murciano, 1919, de Sevilla; ‘rúst. enaguas’, en Vocabulario del dialecto murciano, 1932, de García Soriano; ‘enaguas’, en Aportaciones para la formación del vocabulario panocho, 1933, de Lemus y Rubio; ) o Colombia (‘falda exterior’, en Glosario del Atlas Lingüístico y Etnográfico de Colombia, 1986, de Montes, Figueroa, Mora y Lozano). En el TLHA se recoge senagua como andalucismo, documentado principalmente en Andalucía Oriental, aunque se cataloga como vulgar el uso en plural.

(Notas léxica de Marta Torres Martínez)

Transcripción

Mire, usted, le voy a decir. Una vez no teníamos naíca en mi casa pa comer y mi padre guardaba viñas ahí en unos cerros. Y mi madre ya estaba desesperá y dice:

—Yo no sé por dónde me voy a echar hoy. Ni voy a ser. Yo no sé lo que vamos a hacer, no lo sé—. Que dice, dice mi madre, dice: —Amos a ver lo que nos dice papa a ver si vamos a pedirle a alguno cinco duros, un duro o lo que sea—.

Y fuimos. Y estaba mi padre sentao así en un techete y cuando nos ve dice:

—¡Ay, mi Regina y mi Amalia! ¡Ay, mi Regina y mi Amalia!—

Y mi madre era mu seria: —¿Qué estás haciendo?

—¿Qué quieres que haga, hija?, ¿qué quieres que haga? ¿Ande* váis?—

Dice: —Ya ves tú aónde voy. ¡Que no tenemos na en la casa y no sé aónde voy a tirar, yo no lo sé—.

Dice: —Hija mía, ¿y qué hacemos?—

Dice: —Eso, ¿y qué hacemos?—

Y dice mi padre, dice: —Mira, como yo soy el guarda, métete en la viña y coge un racimo de uvas, que yo no te voy a denunciar—.

Y salta mi madre: —¡Ay, siempre con las malas follás y siempre con las tonterías!—

Y se quea mirándola y hace mi padre así y dice: —Regina, hija mía, si llevo tres días sin probar el pan...—.

Así, como se lo estoy diciendo. No es ni más ni menos que como se lo estoy diciendo. Y ya nos bajamos pa abajo y una vecina mu buena, mu buena que había, que se llamaba Mercedes, la morenica, mu antigua, llevaba unas senaguas* muy grandes. Cogía la mujer sus senaguas, se las remangaba así y echaba los garbanzos, las habichuelas, el peazo tocino, la patata… lo que pillaba. Un cajón mu grande que tenía mi madre lo abría y allí lo vaciaba to. Y aquel día ya lo teníamos la vida remediá. ¿Te enteras? Con lo que nos podían dar.