Muerte de la novia

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Notas

Trapero (2003: 216) le asigna a este tema el título "La novia enferma", que cataloga en el apartado de "Romances vulgares modernos popularizados", n.º 83.

Bibliografía

IGRH: 0000

Otras versiones de "Muerte de la novia"

Alonso Fernández et alii (2017: n.º 16); Atero Burgos (2003: n.º 181); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1995: n.º 35); Manzano Alonso (2003: pp. 469- 472); Moreno Moreno (2016: n.º 153, 154); De Mur Bernad (2015: n.º 137); Pimentel García (2020: n.º 138); Schubarth y Santamarina (1987: n.º 58); Tejerizo Robles (2007: n.º 399); Trapero (2000a: n.º 165); Trapero (2003: n.º 83); Vázquez León (1993: n.º 3).

Contaminaciones y engarces

El quintado + Aparición de la enamorada muerta + Muerte de la novia (Trapero, León Felipe y Monroy Caballero, 2016: n.º 28); La joven madre abandonada + Muerte de la novia (CLO, 0824r; SIPCA[1]); La novia de Pedro Carreño + Muerte de la novia (CLO, 1542r).

 

[1] Existen dos versiones que presentan estos engarces y que pueden consultarse a través de los siguientes enlaces: versión de Lécera; versión de Moyuela.

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Estando yo en el servicio,     una carta recibí,
que se había muerto mi novia,     ¡ay!, me tuve que venir.
Y al entrar en su aposento,     ¡ay!, una voz me decía:
―Siéntate aquí a mi lado,     que hablar contigo quería.
Acompáñame a la tumba     con grande dolor y llanto,
acompáñame a la tumba,     que allí será mi descanso―.
Yo la fui acompañando     por las calles de Toledo,
yo la fui acompañando     hasta el mismo cementerio.
Mira si sería bonita,     que hasta el mismo enterrador
tiró la herramienta y dijo:     ―Oy, esa no la entierro yo―.
Cuando la iban a enterrar,     un pañuelo la tapé,
que no se manche de tierra     carita que yo besé.
Ya no quiero a más mujeres,     se me ha ido la ilusión;
la mujer que más quería     la llevo en mi corazón.

Resumen de "Muerte de la novia"

Un muchacho se encuentra realizando el servicio militar cuando recibe una carta en la que se le informa de que su novia ha fallecido. Se marcha a su ciudad, que en la mayoría de las ocasiones es Toledo, para asistir al entierro. En algunas versiones, el joven entra en el aposento de la finada y esta le pide que la acompañe durante el cortejo fúnebre; en otras, el muchacho oye su voz mientras pasea por la calle. Una vez en el cementerio, arroja un pañuelo sobre la boca o el rostro de la amada con el fin de evitar que la tierra lo desfigure. El enterrador se niega a sepultar a una muchacha tan bella y el novio promete que no volverá a amar a ninguna otra mujer.