Venta de romances por ciegos y otros individuos

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0288n

Informantes

Recopiladores

Notas

Agradecemos la valiosa ayuda de Fuensanta Aranda Gómez, quien nos puso en contacto con los informantes para la realización de esta entrevista.

Transcripción

Amalia: Un hombre que venía… | venía cojo el hombre, y otras veces venían ciegos; cogían un papel y se ponían en las esquinas de los pueblos. Y las mujeres, las pobreticas, apañábamos una perra gorda o una perrilla, lo que sea, y luego ya cuando acababa el hombre hacía así: “Más vale darla que no pedirla”. Te pasaba la bandejilla y le dabas una perrilla, una perra gorda… ¡na!, ¡ya ves tú! y te deba un papel el hombre.
Librada: Y eran bonicas las canciones, ¡primores! Pero ya, ya no viene nadie cantando.
María: Pero esas antiguas que hemos salío nosotras es porque | de habérnoslas enseñao nuestras madres.
Amalia: De cantarlas ellas.
Librada: ¡Claro! ¡Ya ves tú!
María: Mi mama de noche, cuando nos poníamos en… ¡na! a coser de noche. Porque se cosía to porque antes se hacía to. Total, que eso, pa que no me durmiera con el muchacho, pues ella me cantaba las canciones y por eso… | Ya te digo, chica, ¡con cuatro y cinco años!
Amalia: ¡Ahora es cuando no sacan canciones, ninguna! Toas las canciones que hay en el mundo es porque las sacaron antiguamente.