Las señas del esposo

Audio

Anotaciones musicales

Comentario musicológico

Nos encontramos con un segundo grupo de variantes de este mismo romance recogidas en localidades del norte de la provincia. La primera versión de El Arrecife, aunque indudablemente emparentada con este tipo melódico, se distingue claramente del resto. Hallamos en ella una melodía de configuración circular de esas que aparecen con relativa frecuencia en el repertorio del romancero. Da la impresión de comenzar “ex abrupto” y el sentido de la frase completa no aparece hasta que se alcanza el final de la misma. A ello se suma una indefinición modal que hace que no sepamos bien dónde se encuentra la finalización lógica del discurso melódico, con lo que se crea completamente la sensación de una rueda sin principio ni fin: el arranque requiere un reposo para su comprensión, pero el final parece exigir una continuación.
En principio debemos situar este tipo melódico en el modo de la. La aparición del VII grado natural y la ausencia de la función de dominante del V así lo sugieren. El comienzo en el cuarto grado y la insistencia en el mismo le otorgan a esta melodía una inclinación al modo hipodórico gregoriano. De esta ambigüedad modal procede el carácter inconcluso y circular del romance. El giro con el que finalizan los dos primeros incisos es claramente suspensivo, y cuando llegamos al último “la” tenemos la impresión de que esa no es la nota final. Por esta razón el discurrir melódico nos impulsa siempre a continuar, lo que en un canto narrativo resulta de lo más conveniente.
La estructura formal de esta melodía de El Arrecife sería la siguiente:
A  A  B  B’
A  b  c  d
Una estructura de las más rudimentarias con la característica repetición de incisos. Según la clasificación de ETZION & WEICH-SHAHAK (1988), corresponde al tipo VI en el que las cuatro frases se organizan en dos unidades independientes. Al perfil sinusoidal de los dos primeros incisos le sigue el descendente tercero y el último en arco.
La versión del El Arrecife se enmarca en el estilo narrativo severo. Sin embargo, las restantes amplían su recorrido y se configuran más cercanas al estilo narrativo melódico.
La siguiente versión recogida en Montánchez por Bonifacio Gil (GIL GARCÍA 1956) ofrece un claro parecido con las nuestras.
En este, como en otros muchos casos, observamos que lo que se mantiene en común entre versiones alejadas son los rasgos rítmicos generales (aunque se hayan perdido los puntillos) y el perfil global de la melodía, pero no el sistema modal o tonal al que se ajuste.
Como conclusión, insistimos en que en el caso de la versión de El Arrecife nos encontramos ante una de las expresiones más singulares de nuestro romancero musical. Tanto sus rasgos particulares como el conjunto de la melodía denotan su carácter arcaico, lo que es sinónimo de austeridad por un lado y, por otro, de gracioso ingenio en la adecuación de la frase melódica al estilo narrativo.
Hay también una variante algo alejada de las nuestras en el Romancero de la provincia de Sevilla (PIÑERO RAMÍREZ 2014: 917)

(Comentario de Luis Moreno Moreno)

Partitura
Transcriptor de la partitura

Luis Moreno Moreno

Bibliografía

IGRH: 0113

Otras versiones de "Las señas del esposo"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3907); Alcalá Ortiz (2006: p. 124); Alonso Fernández y Cruz Casado (2003: n.º 7); Álvarez Cárcamo (2019: 7.2, 7.3, 7.4, 7.5, 7.6); Asensio García (2004: pp. 103-104); Atero Burgos (2003: n.º 40); Barrios Manzano y Jiménez Rodrigo (2002-2003: n.º 103); Benítez Sánchez (2000: pp. 258-259); Betancourt, Bonamore y Cohen (1992: n.º 2 de «Romances novelescos»); Checa Beltrán (2005: n.º 14); Díaz (1980: n.º 22); Díaz (2007: E.4, E.5); Esteve Faubel (1998: pp. 1100-1101); Fraile Gil (2010: n.º 47-50); Fraile Gil (2013: n.º 17-19); Fraile Gil (2016: n.º 25-26); Gil Muñoz (2010: n.º 5); Heredia Menchero (2017: n.º 985, 986); Hernández Fernández (2010: n.º 2-4); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: pp. 151-152); Majada Neila (1984: n.º 72); Manzano Alonso (2003: pp. 144-163); Marazuela Albornos (1981: n.º 162, 181); Martínez Ruiz (1956: n.º 7); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 12-14); Moreno Moreno (2016: n.º 54-56); Nieves Martín (2010: n.º 499); Pérez Rivera (2015: n.º 243-245); Pimentel García (2020: n.º 136); Piñero Ramírez (1996: n.º 39); Piñero Ramírez (2004: n.º 35); Piñero Ramírez (2013: n.º 40); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: p. 57-58); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 27); Rico Beltrán (2009: n.º 36); Romero López (1995: n.º 18); Sánchez Miguel (1984: n.º 13); Schubarth y Santamarina (1987: n.º 34); Schubarth y Santamarina (1984: n.º 55); Sevilla (1921: n.º 91); Suárez López (2009: n.º 233, 234); Tejerizo Robles (2007: n.º 390); Tomé Fernández (2009: pp. 229, 316); Trapero (1985: n.º 68-75); Trapero (2000a: n.º 23); Trapero (2000b: n.º 14); Trapero (2003: n.º 8-10); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 24, 25); Trujillo Pacheco (2017: n.º 16, 17); Valenciano López de Andújar (1994: n.º 76); Vázquez León (1993: n.º 1.1; 1.2).

Contaminaciones y engarces

Las señas del esposo + Bernal Francés + Aparición de la enamorada muerta (Valenciano López de Andújar, 1994: n.º 66); Las señas del esposo + Princesa peregrina (Trapero, 1985: n.º 76).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

ARMISTEAD, S. G. (1976). The Portuguese Romanceiro in its European Context. En J. B. Purcell, S. G. Armistead, E. Mayone Dias y J. E. March, Portuguese and Brazilian Oral Tradition in Verse Form / As Tradições Orais Portuguesas e Brasileiras em Verso (pp. 178-200). Los Ángeles: University of Southern California.

AROVICH DE BOGADO, V. H. (1987). Romance de la vuelta del marido: dos versiones recogidas en Resistencia (Prov. De Chaco – Argentina). Incipit, 7, 161-164.

BRONZINI, G. B. (1958). Las señas del marido e La prova (con versioni inedite dell’Italia centro-meridionale). Cultura Neolatina, 17(2-3), 217-247.

DÍAZ ROIG, M. (1977). Palabra y contexto en la recreación del romancero tradicional. Nueva Revista de Filología Hispánica, 26, 460-467.

DÍAZ ROIG, M. (1979). Sobre una estructura narrativa minoritaria y sus consecuencias diacrónicas: el caso del romance de las señas del esposo. En D. Catalán, S. G. Armistead y A. Sánchez Romeralo (Eds.), El romancero hoy: Poética. 2o Coloquio Internacional sobre Romancero (pp. 121-131). University of California.

DÍAZ ROIG, M. (1986). Notas sobre otros romances. En Estudios y notas sobre el Romancero (pp. 209-223). México D.F.: El Colegio de México.

FALCÃO, J. A. (1980). Fragmento Transtagano do Romance da Linda Infanta. Diário do Minho Fragmento Transtagano do Romance da Linda Infanta, 61, 5-6.

JACKSON, K. D. (1979). Ballad Fragments in the Portuguese Folklore of Sri Lanka. En A. Sánchez Romeraldo, D. Catalán y S. G. Armistead (Eds.), El Romancero hoy: Nuevas fronteras. 2º Coloquio internacional, Universidad de California, Davis (pp. 135-143). Madrid: Cátedra-Seminario Menéndez Pidal-University of California.

KIORIDIS, I. (2012). El retorno del marido en el romancero y en las tragoúdia tradicionales griegas. Boletín de Literatura Oral, 2, 55-70.

MACCURDY, R. R. (1947). Un romance tradicional recogido en Luisiana: Las señas del marido. Revista Hispánica Moderna, 13, 164-166.

MARTÍN DURÁN, A. M. (2018). El romance odiseico de Las señas del esposo: el viaje plurisecular de una balada medieval por la geografía panhispánica. En P. Bellomi, C. Castro Filho y E. Sartor (Eds.), Desplazamientos de la tradición clásica en las culturas hispánicas. Universidade de Coimbra. 

ORDUNA, G. (1983). Una versión del romance de Las señas del esposo en Buenos Aires. Incipit, 3, 197-200.

REBÉS MOLINA, S. (2007). "Gira els ulls envers la mar": El mar a les balades. Caramella. Revista de Música i Cultura Popular, 17, 52-56.

ROMERO, S. (1977). Estudos sobre a Poesia Popular do Brasil. Petrópolis: Vozes-Governho do Estado de Sergipe-Campanha de Defesa do Folclore Brasileiro.

SLEEMAN, M. G. (1981). Medieval Hair Tokens. Forum for Modern Language Studies, 17(4), 322-336. https://doi.org/10.1093/fmls/XVII.4.322

SORIANO LÁZARO, E. (1982). Romance de Tradición oral recogido en Mezquita de Loscos (Teruel): Las señas del marido. Kalathos: Revista del Seminario de Arqueología y Etnología Turolense, 2, 151-156.

Transcripción

Sentadita en mi balcón     bordando un pañuelo seda,
ha pasado un soldadito     allá por Sierra Morena.
Le pregunta al soldadito     que si venía de la guerra:
―Sí, señora, de allí vengo.     ¿Tiene usted alguien en ella?
―Tengo yo a mi maridito,     tres años que lleva en ella.
―Dame usted las señas de él     por si yo lo conociera.
―Mi marido es alto y rubio,     …………………………
gasta caballito blanco,     su cinta bordada en seda. 
―Por las señas que usted da,     su marido muerto queda,
en el testamento dice     que me case con su prenda.
―¡Eso yo nunca lo haría!,     ¡eso yo  nunca lo hiciera!
Tres años yo lo he esperado,     otros tres lo esperaré;
si a los seis años no viene,     a monja me meteré.
―Y esos dos hijos que tienes,     Blanquita, ¿qué vas a hacer?
―Uno le doy a mi padre,     para que se sirva de él,
y otro lo pongo en la escuela,     para que aprenda a leer.
―Abre, Blanquita, los ojos,     si me quieres conocer,
que este que va en el caballo     maridito tuyo es.
Es mucho lo que te quiero,     más te  tengo que querer,
que me has guardado la honra     como una buena mujer.

Resumen de "Las señas del esposo"

Una mujer, que en algunas ocasiones es una coronela que se encuentra en la puerta del cuartel; en otras, una bordadora que está en su taller; y en otras, una señora que está bordando asomada al balcón de su casa, ve aparecer a un soldado. Le pregunta si ha visto a su esposo, que lleva siete años en la guerra. El soldado le pide que le dé sus señas y ella accede. La descripción del esposo varía en función de las versiones, aunque suele ser alto, rubio y aragonés, y llevar consigo alguna prenda que su esposa le bordó en seda. A partir de aquí, el marido decide poner a prueba la fidelidad de su mujer. En la mayoría de versiones, el caballero le confiesa que su marido ha muerto en batalla y que en su testamento dejó expreso su deseo de que contrajera matrimonio con él. La esposa se niega, asegurándole que esperará a su cónyuge otros siete años y después ingresará en un convento. El soldado le interroga sobre el futuro de sus hijos, y ella responde que uno será fraile o estudioso; otro, servirá a sus padres, etc. Finalmente, el marido, halagado por la firmeza de su esposa, le revela su verdadera identidad. En otras versiones, el caballero le pregunta a su mujer qué daría por volver a ver a su marido. Ella le ofrece, una a una, todas sus posesiones. Finalmente, el soldado declara que solo la quiere a ella, pero la esposa lo rechaza porque le debe fidelidad a su marido. Este le revela su verdadera identidad y marchan hacia su castillo donde se ponen al día de todo lo que les ha ocurrido durante el tiempo que no han estado juntos.