La condesita

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Notas

En esta versión, se repiten dos veces todos los versos.

Anotaciones musicales

Comentario musicológico

Este romance de La Condesita, conocido también como El conde Sol o El conde Flores, se encuentra muy difundido, sobre todo en la Península y Marruecos (PIÑERO y ATERO 1987: 121).  El tema que trata, el de la boda estorbada, es muy frecuente en la baladística europea. También trata este tema el antiguo romance juglaresco de finales del XV El conde Dirlos, del que podría derivar este nuestro, aunque cambiando el sexo de los protagonistas. En realidad, no se conocen versiones antiguas. Los textos más antiguos son ya de la tradición moderna, como, por ejemplo, la que Estébanez Calderón publica en sus Escenas andaluzas en 1847.
En los diversos romanceros y cancioneros que hemos consultado aparece cantado con un número elevado de melodías distintas. 
También disponemos en nuestra provincia de tres versiones de este romance de La condesita que nos descubren dos temas melódicos. El primero es el recogido en Ochavillo del Río y Almodóvar del Río, dos localidades muy cercanas. Se trata de una melodía muy simple en estilo narrativo severo, caracterizada por su sencillez y arcaísmo, que repite los incisos en paralelo a la repetición de los hemistiquios. En el reducido ámbito de una sexta y una quinta, respectivamente, se inscribe un tema cuyo sistema tonal se ajusta al modo de do. Una vez más nos hallamos ante un caso de circularidad, pues los dos primeros incisos apuntan hacia un tono de fa, mientras que los dos últimos son los que desvelan que el modo real es el de do. La relación de cuarta justa que se da entre la última nota y la primera es la que produce esa sensación de círculo cerrado cuando es cantado verso tras verso. Es de esas melodías que no parecen tener un sentido coherente fuera del contexto romancístico en el que la repetición constante de la misma le confiere la ligazón que precisa para ser comprendida. La inscribimos finalmente en el modo de do y no como una melodía tonal mayor por ser el tercer grado el que ocupa un papel preponderante en detrimento del quinto.
También su estructura formal y diseño muestran el sabor antiguo al que nos referimos. Esta es la estructura:
A  A  B  B
A  a  b  b
Como vemos comprende solo dos versos octosílabos cada uno de los cuales se repite. Los incisos también se repiten acompañando a cada verso.
El perfil se acomoda perfectamente al tipo VI de la clasificación de ETZION & WEICH-SHAHAK (1988), pues las repeticiones establecen dos unidades de dos incisos cada una.
El comienzo es anacrúsico mediante una breve escala ascendente. El final masculino lo exige la rima con la que acaban todos los versos, ya que se trata de una palabra aguda.
La regularidad rítmica es también completa, ya que en un compás binario constante se sitúan los cuatro incisos que se ajustan al mismo esquema rítmico. Destaca la síncopa cuya reiteración monótona se convierte en el motor rítmico de esta melodía.
El estilo de esta melodía es claramente reconocible como narrativo severo. Las características que venimos describiendo confluyen en él. Se trata además de uno de los ejemplos más claros de este estilo en nuestro romancero de Córdoba.
No hemos encontrado esta melodía en otros romanceros, aunque conocemos una versión del Cancionero de Burgos (MANZANO ALONSO 2003: 125) que ofrece un lejano parentesco.

(Comentario de Luis Moreno Moreno)

Partitura
Transcriptor de la partitura

Luis Moreno Moreno

Bibliografía

IGRH: 0110

Otras versiones de "La condesita"

Alonso Fernández y Cruz Casado (2003: n.º 8); Álvarez Cárcamo (2019: 7.1); Asensio García (2004: pp. 101-103); Atero Burgos (2003: n.º 41); Benítez Sánchez (2000: pp. 193-195); Checa Beltrán (2005: n.º 15); Cid (1974: n.º 4); Díaz (1980: n.º6); Díaz (2007: F.5); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 50-58); Esteve Faubel (1998: pp. 1088-1091); Fraile Gil (2010: n.º 46); Fraile Gil (2016: n.º 24); Garrosa Gude (2017: pp. 295-296); Gil Muñoz (2010: n.º 3, 4); Hernández Fernández (2010: n.º 5); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: pp. 150-151); Manzano Alonso (2003: pp. 103-129); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 15); Moreno Moreno (2016: n.º 57, 58); De Mur Bernad (2015: n.º 104); Pimentel García (2020: n.º 185); Piñero Ramírez (1996: n.º 40); Piñero Ramírez (2004: n.º 36); Piñero Ramírez (2013: n.º 38); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 29); Rico Beltrán (2009: n.º 33); Romero López (1995: n.º 12); Sánchez Miguel (1984: n.º 11); Schubarth y Santamarina (1987: n.º 30); Suárez López (2009: n.º 232); Tomé Fernández (2009: p. 395); Trapero (2000a: n.º 22); Trapero (2003: n.º 11); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 23); Valenciano López de Andújar (1994: n.º 75).

Contaminaciones y engarces

Conde Niño + Gerineldo + La condesita (Alcalá Ortiz, 2003: n.º 3867; Alcalá Ortiz, 2006: pp. 12-15; CLO, 0159r, 1185r, 1388r; Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 42; Rico Beltrán, 2009: n.º 3; Schubarth y Santamarina, 1987: n.º 42 II a-j; Trujillo Pacheco, 2017: n.º 4; Valenciano López de Andújar (1994: n.º 26.b, 75.c); El prisionero + Gerineldo + La condesita (Moreno Moreno, 2016: n.º 7; Vázquez León, 1993: n.º 8.2, 8.3); Gerineldo + La condesita (Álvarez Cárcamo, 2019: 4.2; Benítez Sánchez, 1999: pp. 270-271; Cid, 1974: n.º 3; CLO, 0118r, 0241r, 0252r, 0765r, 1110r, 1118r, 1471r; Foxo, 2011: pp. 63-64; Fraile Gil, 2010: n.º 28; Fraile Gil, 2013: n.º 7; Fraile Gil, 2016: n.º 4; Manzano Alonso, 2003: p. 102; Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 41; Moreno Moreno, 2016: n.º 10, 11.b; Nieves Martín, 2010: n.º 493-495; Piñero Ramírez, 1996: n.º4; Piñero Ramírez, 2004: n.º 3; Piñero Ramírez, 2013: n.º 39; Piñero Ramírez y Atero Burgos, 1986: pp. 75-80; Tejerizo Robles, 2007: n.º 384-386; Trapero, León Felipe y Monroy Caballero, 2016: n.º 11; Trujillo Pacheco, 2017: n.º 5; Vázquez León, 1993: n.º 8.1); Conde Claros en hábito de fraile + La condesita (CLO, 2371r).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

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Transcripción

Se ha publicado la guerra     por Francia y Portugal
y el conde de Girasoles     lo nombran de capitán,
la condesa, como niña,     no dejaba de llorar:
―Conde, si te vas ahora,     dime cuándo volverás.
―Si a los seis años no vuelvo,     viuda te puedes llamar.
Ya han pasao los siete años,     y el conde no viene ya.
Y estando un día cenando,     la condesa y su papá:
―Quiero que me des permiso     para salirlo a buscar.
―Mi permiso ya lo tienes     y mi bendición además―.
Se vistió de peregrina     para salirlo a buscar;
cogió el bordón en la mano,     y ha salido a caminar.
Y andado los siete reinos     de España y de Portugal,
y a la venida de vuelta     se ha encontrado un vacar.
―Vaquerito, vaquerito,     por la Santa Trinidad,
¿de quién llevas tantas vacas,     con tanto hierro y señal?
―Del Conde Flores, señora,     que mañana se va a casar―.
Y al oír esas palabras,     (y) al suelo cayó mortal:
―Vaquerito, vaquerito,     por Dios y por caridad,
que me niegues la mentira     y me digas la verdad.
―Mucha gente convidada     de lejos llegando va.
―Toma esta onza de oro     y me encaminas allá―.
Y al llegar frente al castillo     con don Flores vino a dar:
―Y una limosna, buen conde,     por Dios y por caridad.
―Se ha echado mano al bolsillo     y un real de plata da.
―¡Ay, qué limosna tan chica     pa tan grande capitán!
―Pues que pida la romera,     lo que pida se dará.
―Pido ese anillo de oro     que en tu dedo chico está―.
Y se abrió de arriba abajo  
y un sayal de seda verde     que le dio al desposar.
Y al mirar de arriba abajo     (y) al suelo cayó mortal.
Ni con agua, ni con vino,     lo pudieron recordar,
solo con palabras dulces     que la romera le da.
 La novia que estaba arriba     en un grande ventanal:
―¡Maldígase a la romera!,     ¿quién la trajo por acá?
 ―No maldigas a la romera,     que es mi mujer natural―.
 Quédese con Dios la novia,     vestidita y sin casar,
 que los amores primeros     son muy malos de olvidar.

Resumen de "La condesita"

Un conde es reclamado por el rey para ir a la guerra, por lo que se ve obligado a abandonar a su esposa. Antes de marchar, le aconseja a su mujer que, cuando pasen unos años, se case con otro hombre si él no ha vuelto. Una vez cumplido el plazo indicado por el conde, el padre le pregunta a la condesa por qué no contrae matrimonio. Ella le pide permiso para salir a buscar a su marido, ya que está segura de que sigue vivo. Después de un largo peregrinaje, se encuentra con un vaquero y le pregunta por el dueño del ganado, o reconoce los caballos del conde e interroga al paje que los cuida. Descubre que se trata de su marido, que se va a casar al día siguiente. Se encamina al castillo del conde y le pide una limosna; él le entrega una mísera cantidad. La condesa se queja y él le ruega que le declare lo que quiere; ella le responde que su anillo de compromiso. La condesa se despoja de su tosco sayal y el conde reconoce el rico vestido que ocultaba y que él mismo le regaló. En algunas versiones, el noble le pregunta a la peregrina por su procedencia y la interroga acerca de las noticias que tienen en su tierra sobre él. Ella le asegura que tiene mala reputación, ya que ha engañado a su esposa. Acto seguido, le revela su verdadera identidad. En ocasiones, la anagnórisis se produce cuando ella le muestra un lunar o sus joyas. En la mayoría de las versiones, el conde se desmaya al reconocer a su mujer. La prometida maldice a la romera, pero él declara que es su esposa. Anula la boda y vuelve con la condesa a su tierra. En algunas versiones, la prometida se arroja por un balcón o muere repentinamente.