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Fecha de registro:
Referencia catalográfica:
0331n
Informantes
Recopiladores
Notas
Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00005A 14).
Título indicado en las anotaciones de campo: "El rey y el soldado".
Muchos de los temas de esta entrevista fueron también transcritos en el Catálogo Folclórico de la provincia de Valladolid.
Transcripción
Era cuando estaban los hombres ocho años en el servicio. Y…, y era uno que se llamaba Juan y…, y lo mandaron a casa cuando cumplió, y le dieron ocho cuartos por todo el tiempo que había estao allí. Entonces era cuando se estilaba eso de los ocho cuartos. Y…, y ya uno hablando con los amigos en el pueblo:
—Pero, ¿no te da vergüenza? Que has echao ocho años allí y ocho cuartos que te han dao. Esos se han reído de ti, esos se han reído de ti.
—¡Ah!, pos yo voy a decirle al rey que tiene una cosa muy mala.
—¿Y qué vas a decirle al rey?—.
Dice: —Le voy a decir a sus jodidos morros, que está hecho un jodido bolo—.
Con que ya, entra en Madrid, y por | Él ya, de militar, había estao en el Pardo, pero se perdió. La perdió | Había mucha niebla y se perdió. Y otros señores que había a caballo pues se perdieron. Le echaron el alto. Dice:
—¿Quién…, quién vive?—.
Dice: —España—. Dijo él.
Y…, y claro, y decía: —¿Quién es usted?
—Pues yo soy Juan Soldao.
—¿Y qué anda haciendo usted por aquí?—.
Dice: —Nada. Que soy Juan Soldao —dice— y he estao ocho años en la mili, y —dice— y maña-, y mañana quiero ir a Madrid—.
Dice: —¿Y a qué va usted a Madrid?—.
Dice: —A decirle al rey y a su hijo en los morros que está hecho un jodido bolo, porque na más me ha dao ocho cuartos por | Y…, y…, la…, los tontos que tiene allí —dice— se lo comen to—.
Con que era el rey y otros generales esos que había allí:
—Pues, mire usted, estamos perdidos—.
Dice: —Pues ve allí; se ve luz—.
Y fueron a una casa que se veía luz, y era una…, una casa de bandidos. Y entran y se abre una cacerola cociendo en la lumbre. Dice: —Pos mu lejos no están, pero vamos a cerrar las puertas—. Cerró las puertas Juan Soldao. Y, al poco tiempo, dicen: —Llaman ahí—.
Y…, y abrieron un baúl y había lleno de escopetas, fusiles y… no sé cómo llaman antes a esa cosa. Fusiles y… mach-, metralletas no era… Trabucos, trabucos. Y fue y puso en toas las ventanas con un cordel cargaos to las…, to las armas. Y fue, puso la mesa en la cena, les puso la mesa:
—¡Ala, a beber! Aquí tienen vino blanco. —Y le pisaba la rey un…, un vaso—
¡Échate un culete, gorrilla! —porque tenía una gorra el rey— ¡Échate un culete, gorrilla!—.
Y el otro | Los otros le decían adrede: —Bueno, ¿y qué? Y mañana ya desistirás de eso, ya no irás—.
Dice: —Sí, sí.
—¿Cómo vas a entrar?—.
Dice: —Anda, ya me las arreglaré.
—¿Y qué le vas a decir?—. Y venga, otra vez a decírselo.
Con que ya sienten…, sienten pasos. Y…, y empieza él | Él, como había estao ocho años en el servicio, sabía mucho de esas cosas que dicen los militares, de las órdenes… Y empieza: “Mi capitán”, “coronel”, “fuego”, “fun”, “ton”… Todas es-, esas | Y que |
—Ahora…, ahora corriendo nos vamos; —les dice— ahora corriendo nos vamos—.
Pos es que le comieron la cena y se marcharon. Y dice que salen los bandidos al camino y les echan el alto y dice…, dice:
—¿Sabe usted si hay por aquí algunas ventas?—.
Dice: —Pues, mire usted, nos íbamos a parar en esas, pero están llenas de gente.
[¿—¡Qué mía si te decía yo! Vende ese soldao, que debían, —dice— vende ese soldao—.?]
Y ya, pues dice: —¿Y aónde está la carretera? —.
Y ellos le dijeron dónde estaba la carretera y ya, pues llegaron a Madrid.
Dice: —Y, ¿aónde vas a dormir?—.
Dice: —¡Anda!, en cualquier lao. Con que me enciendan una hoguera, dormiré en mi casa—.
Y, a otro día, se despertó y…, y le dice:
—Antes que vaya a salir este señor, me avisáis a mí—. Le dio una tarjeta pa que le dejaran entrar en palacio.
Y…, y llega a palacio y dice | y le dice que…, que co- | Y dice, dice:
—¿Qué? ¿Y esto…, esto qué?
—Con esto ya te basta para entrar en palacio—.
Dijo: —¡Ah, vale!—.
Y quería entrar y decía:
—¿Y aónde…, aónde va usted?—.
Dice: —Me han dicho que con lo que llevo en el bolso, me basta pa entrar en palacio—.
Y ya enseñó la tarjeta, se lo dijeron al rey y le dejaron pasar. Pero él | Para todos les explicó lo que le iba a decir al rey. Y…, y al llegar, se dice que le metió en una habitación. El rey sale de rey vestido. Y era una habitación que estaba toda empapelada, puertas y todo, y no sabía ni pa ónde había entrao ni pa ónde había salido. Y dice: —Que espere ya—.
Entra y le hace toas las reverencias, como estaba muy educao de ocho años… Pues dice: —Muy bien, ¿qué es lo que se le ofrece a usted?
—Pues mire usted, aquí vengo a decirle a sus jodidos morros, que está usted hecho un jodido bolo, —y dice— porque he estao ocho años de servicio, me han dao ocho cuartos —dice— y he estao trabajando más que nadie—.
Y eso. Con que: —¡Hombre, hombre, hombre, esto, esto!
—A mí, aunque que me ahorquen, no…, no, no…, no eso. Pero yo…—.
Dice: —Pero bueno, ¿es que, —dice, dice— es que no se ha dao cuenta?—.
Se quitó el gorro que tenía y se puso la gorra de por la noche.
Dice: —¡Uy, si es Gorrilla!—.
Con que ya, como les había salvao la vida, pues le perdonó y le dijo que qué quería, que pidiera lo que quisiera. Y dice que no pedía más, que él pa él no quería nada, que al…, al soldao raso le hicieran capitán, y al capitán le hicieran soldao raso.