Yo nací paloma libre 
pero hay gente que se empeña
en recortarme las alas
y amarrarme con cadenas.

Y me encuentro prisionera 
en una cárcel sin rejas,
que rejas son tradiciones;
la educación, mis cadenas.

Trabajo de sol a sol
aunque no me queden fuerzas,
por mucho que esté cansada,
por mucho que el cuerpo duela.

Soy esclava del deber,
de las más duras tareas
y víctimas de costumbres
inhumanas y cruentas.

Y mi vida no es mi vida
porque yo no soy la dueña,
que pertenece a mi hombre,
que es el que goza con ella.

“Que para eso he nacido”,
la tradición me recuerda.
Y todo lo he de soportar
si le sonara a él alguna queja.

No importa lo que yo piense,
"que las mujeres no piensan",
y en silencio en mi almohada
he [¿dondao?] mis penas.

Yo intento remontar el vuelo
para huir de las ofrentas
y alcanzar la libertad, 
y, a veces, cuánto me cuesta.

¿Qué le dicen que me amarren?
¿Qué juez dictó la sentencia?
¿Por qué si he nacido libre
he de vivir prisionera?

Han sido las leyes del hombre,
del macho sobre la hembra;
por eso iba [¿logaída?],
a veces, paloma muerta.

Que no digan que me quieren
para mantenerme presa,
que por mucho que me cueste
voy a romper las cadenas.