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Notas
En esta versión, se repiten los versos 53-54 y 65-66.
Anotaciones musicales
También esta melodía presenta un elemento de contraste entre la primera y la segunda frase, que en esta ocasión se origina por el cambio de modo. Se trata de una melodía claramente tonal centrada en las notas principales de tónica y dominante que se encuentra en modo mayor en la primera frase, cambiando al menor en la segunda. El ámbito es de una octava, no tan amplio como las melodías anteriores de este romance. Se desenvuelve entre la dominante inferior y superior, envolviendo a la tónica que se emplea para el final de cada frase.
Los diferentes incisos, aunque presenten semejanzas rítmicas son todos diferentes, por lo que la estructura de la melodía sería la siguiente:
A B C D
―>
a b c d
E F G H
―>
E f g h
Es llamativo el hecho de que en la primera frase sean los dos incisos centrales los que se encuentran vinculados. El perfil de esta primera frase es muy ondulado presentando un clímax en el primer inciso y el anticlímax al finalizar el tercero. El cuarto, para ser también descendente, ha de comenzar con un salto de 7ª desde el final del inciso anterior. Debido a esta complejidad la catalogamos en el tipo VII de la clasificación de ETZION & WEICH-SHAHAK (1988). La segunda frase es más sencilla en su perfil y se acomoda al tipo I.
El comienzo de la frase es anacrúsico, con un salto de cuarta ascendente tras la repetición de la primera nota. La segunda frase comienza con repetición de nota en un arranque tético. Los finales son ambos femeninos.
Aunque se ajustan al mismo patrón binario, las dos frases ofrecen también algunas diferencias desde el punto de vista rítmico. La primera frase ofrece valores más largos y pequeños melismas que desaparecen en la segunda, más silábica y rítmicamente más homogénea.
El estilo de la melodía es, como en las anteriores, narrativo melódico.
(Comentario de Luis Moreno Moreno)
Luis Moreno Moreno
Bibliografía
IGRH: 0512
Otras versiones de "El milagro del trigo"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
ATERO BURGOS, V. (1988). El romance de La huida a Egipto en cuatro versiones gaditanas: sus variantes con otras formas hispánicas. Guiniguada, 4, 51-71.
HERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, A. (2006). El milagro del trigo: de los evangelios apócrifos al folklore y la literatura. Culturas Populares, 3. Recuperado de: El milagro del trigo: de los evangelios apócrifos al folklore y la literatura (uah.es)
MINGOTE, J. L. (1986). Iconografía y tradición oral. El milagro del campo de trigo en la huida a Egipto. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 41, 109-133.
TRAPERO, M. (1990). Los romances religiosos en la tradición oral de Canarias. Madrid: Nieva.
VERGARA, F. y FRAILE, J. M. (1984). El milagro del trigo, un tema apócrifo. Revista de Folklore, 44 (4b), 45-52.
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Transcripción
La Virgen va caminando, temiéndole al rey Herodes,
y en el camino pasaron hambre, frío y calores.
Y el niño lo llevan en grandes cuidados,
porque el rey Herodes quiere degollarlo.
Un poco más hacia alante al primer labrador que vieron
la Virgen le ha preguntado: ―Labrador, ¿qué está haciendo?
Y el labrador dice: ―Señora, sembrando,
y una poca de piedra para el otro año,
para el otro año que sirva de alivio―.
Fue tanta la multitud que Dios le mandó de piedras,
que parecía la haza (y) una espesísima sierra.
Y ese fue el castigo que Dios le mandó
por ser mal hablado aquel labrador.
Y siguieron más alante y otro labrador que vieron
la Virgen le ha preguntado: ―Labrador, ¿qué estás haciendo?―
Y el labrador dice: ―Señora, sembrando
un poco de trigo para el otro año,
para el otro año que sirva de alivio.
―Pues ven mañana a segarlo sin ninguna detención,
que este favor te lo hace María, madre de Dios.
Y si por nosotros vienen preguntando,
diles que nos viste estando sembrando,
y estando sembrando, pasar por aquí.
El labrador va a su casa todo lleno de contento,
diciéndole a su mujer que el trigo ya estaba seco.
Y la mujer dice: ―Esto no pue ser,
(y) en tan poco tiempo, sembrar y coger―.
El labrador va a la plaza en busca de segadores,
porque el trigo se le pasa, porque el trigo se le pasa.
Estando segando el trigo vieron venir a caballo;
por una mujer y un niño y un viejo van preguntado.
Y el labrador dice: ―Cierto, que los vi,
y estando sembrando pasar por aquí.
―Dime qué señales llevan; no nos las niegues, traidor.
―La mujer era muy guapa y el niño parece un sol;
y el hombre era algo más anciano
porque le llevaba de nueve a diez años.
Revolvieron los caballos, dos mil reniegos echaban
viendo que no podía ser y el intento que llevaban.
Y el intento era de meterlos presos
para degollarle aquel rey soberbio.