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Anotaciones musicales
Una muy interesante melodía que recogimos en Adamuz y en la aldea de Algallarín (que dista escasos kilómetros de aquella localidad) se añade a las anteriores para el canto de “El milagro del trigo”. Numerosos rasgos revelan su antigüedad: el ámbito reducido y la repetición de incisos, por ejemplo. De nuevo nos encontramos con dos frases, necesarias para ajustarse a la estructura octosilábica/hexasilábica del texto. Y de nuevo, como en la melodía anterior, los rasgos que producen el contraste entre ambas frases son el cambio de modo y la organización métrica.
La melodía es tonal. La primera frase se organiza entra la dominante con la que comienza y la tónica en la que concluye, pero los incisos se van alternando mayor/menor. La segunda frase está toda ella en modo mayor. El ámbito es reducido, de una séptima globalmente. Si aislamos cada frase el ámbito sería aún menor, de una sexta.
En cuanto a la estructura, predomina la repetición de los pares de incisos, de modo que se organizan los incisos impares como si de una pregunta se tratara mientras que a los pares les corresponden con la respuesta.
A B A B
a b c d
E F E F
e f g h
Dada esta organización en bloques de dos incisos, le corresponde el tipo VI de la clasificación de ETZION & WEICH-SHAHAK (1988). En el caso de la primera frase, el bloque de dos incisos (no ligados) dibuja un perfil descendente; en la segunda se traza un arco bastante simétrico.
El comenzó de ambas frases es tético y la primera lo hace con la repetición de la nota. Los finales son todos femeninos.
Pese a los rasgos de antigüedad que hemos indicado, calificamos la melodía como de estilo narrativo melódico.
(Comentario de Luis Moreno Moreno)
Luis Moreno Moreno
Bibliografía
IGRH: 0512
Otras versiones de "El milagro del trigo"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
ATERO BURGOS, V. (1988). El romance de La huida a Egipto en cuatro versiones gaditanas: sus variantes con otras formas hispánicas. Guiniguada, 4, 51-71.
HERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, A. (2006). El milagro del trigo: de los evangelios apócrifos al folklore y la literatura. Culturas Populares, 3. Recuperado de: El milagro del trigo: de los evangelios apócrifos al folklore y la literatura (uah.es)
MINGOTE, J. L. (1986). Iconografía y tradición oral. El milagro del campo de trigo en la huida a Egipto. Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 41, 109-133.
TRAPERO, M. (1990). Los romances religiosos en la tradición oral de Canarias. Madrid: Nieva.
VERGARA, F. y FRAILE, J. M. (1984). El milagro del trigo, un tema apócrifo. Revista de Folklore, 44 (4b), 45-52.
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Transcripción
[... (interpretación interrumpida)]
San José llegó a pedir limosna a unos ganaderos,
y le han dado cuatro panes y la mitad de un cordero.
Y San José dice: ―¿Qué limosna es esta?
Camina, María, pondremos la mesa―.
Caminan más adelante; a otro labrador que vieron
María le ha preguntado: ―Labrador, ¿qué está haciendo?―
Y el labrador dice que sembrando piedras.
―Pues si siembras piedras, piedras se te vuelvan―.
Fue tanta la moltitud que el señor le dio de piedras,
que parecía su haza una bellísima sierra.
Este fue el castigo que el Señor le dio
por ser malhablado aquel labrador.
Caminan más adelante; a otro labrador que vieron
María le ha preguntado: ―Labrador, ¿qué estás haciendo?―
Y el labrador dice que sembrando trigo
para que a otro año sea recogido.
―Pues ven mañana a segarlo y no tengas detención,
que este favor te lo hace el divino redentor.
Y si por nosotros vienen preguntando,
acuérdate y diles que estando sembrando,
que estando sembrando pasar por aquí―.
El labrador muy contento por la noche fue a su casa
contándole a su mujer todito lo que le pasa.
Buscaron peones; a otro día fueron
a segar el trigo, que ya estaba seco.
A otro día de mañana, los peones con el dueño
fueron a segar el trigo y, de que lo vieron seco,
a voces decían: ―Viva el redentor,
creador del mundo, nuestro salvador.
................................ ...................................
Y el labrador dice: ―Esto no pue ser,
en el mismo año sembrar y coger―.
Se pusieron a segar y en la primera manada
vieron asomar los negros por los cerros y cañadas.
Se llegan a ellos y le han preguntado
si alguna familia por allí ha pasado.
El labrador dice: ―Cierto es que los vi
estando sembrando pasar por aquí.
―Hágame usted una señita de esa gente como son.
―La Virgen es muy bonita y el niño parece un sol.
Y el padrecito es algo más viejo,
le lleva a la niña quince años lo menos.