El real de las ánimas

Audio

Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0355n

Informantes

Notas

Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00005A 36).

Título indicado en las anotaciones de campo: "El real de las ánimas".

Muchos de los temas de esta entrevista fueron también transcritos en el Catálogo Folclórico de la provincia de Valladolid.

Transcripción

No, este es un cuento. Es un cuento que es…, es antiguamente, que dice que era verdad, no sé.
Dice que llevaban una peseta por hacer un chaleco el sastre. Y antes, ha-, había una costumbre | ¡Ay, ahora se me ha venido a la boca otro cuento! | Había una costumbre de que…, que el que no pagaba una cosa pues se le enterraban vivo. Y | Pero le tenía que velar el otro en la iglesia: uno vivo tumbao con las velas y el otro arriba, amos, el otro allí orilla.
Con que, pues ese que me o- [¿Me hace un chaleco por paja?] Mira, había costao una peseta:
—Pos dame la peseta.
—Pos no la tengo.
—Pues te entierro luego.
—Me entierras luego—.
Y estaban | Y esa noche estaban en la iglesia. Pero esa noche los ladrones habían hecho un robo grande. Dice: —Y, ¿ánde…, ánde partimos el dinero?—.
Dice: —Pos… Mira, parece que está abierta la puerta de la iglesia. Vamos a la iglesia; mejor que en la iglesia, en ningún lao—.
Hicieron unos talegos de oro de | Había unos cuantos montones que ya no…, no había pa todos.
Dice: —Bueno, pos esos montones, el que dé una puñalada al muerto—.
Le pasó como a san Nicodemos. Con que el otro, despacito, se había ido subiendo las escaleras arriba, el que estaba viv- | el que estaba sin velar. Y el que estaba haciendo el muerto pues dice: —¡Ah!, para una puñalá a un muerto, pues yo mismo—.
Vino uno, recogió to’l dinero y coge el puñal para [¿…?] el muerto. Y dice:
—¡Arriba, ánimas!—. Se levanta.
Y dice el otro: —¡Allá vamos todas!—. Venga a patalear arriba. 
Y los ladrones salieron corriendo, corriendo, y dejaron el dinero. Se lo cogieron, se lo repartieron. Y dice uno:
—Hemos sido tontos. No, que no tenemos miedo a los vivos y tenemos miedo a los muertos—. Dice: —Voy a escuchar—.
Y escucha y entonces van a salir ya ellos por la puerta y dice:
—Oye, tú, ¿y mi peseta? —le dice el…, el…, el sastre al otro.  Y el otro se echó a correr, fíjate.
—Si nos quedamos a peseta, han tocao con el dinero que teníamos.