El obispo de Jaén, el diablo y el Santo Rostro

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Referencia catalográfica: 0363n

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[Juan:] Había un obispo en Jaén. Había una vez un obispo en Jaén que tenía un diablo atao en un | que tenía un obispo atao en | un demonio atao en el palacio. Y entró un día en el palacio el…, el…, el obispo, y estaba el demonio: “¡Ay, ay, ay!” Dice…, dice el obispo:
—¿Qué…, qué te pasa, Fulano? —al obispo | al demonio.
—Y mira, que estoy muy contento, que se va a casar un…, el papa santo, el padre santo con una diabla—.
Y entonces, pues estaba aquí de obispo, aquí en Jaén. Bueno, que estaba…, estaba aquí de obispo y tenía un…, un diablillo. Lo tenía atao en un…, como una soga, ¿te enteras?, como una cuerda.
 
[Entrevistador:] ¿Eso en Jaén?
 
[Juan:] Sí, en Jaén. Y entonces, pues el…, estaba un día el diablillo con un hocico ahí:
—¿Qué te pasa? Es que estás mu alegre—.
Dice…, dice: —¿Que qué me pasa? Que se pasa | Que se casa el…, el padre santo con un…, con una diabla—.
Dice: —¿Tú serás capaz de llevarme a… allí, a Roma? —allí, al padre santo, vamos, a…, a…, a Roma.
Dice: —Yo sí, pero me tienes que dar con lo que desayunas to los días—.
Y dice: —Pues sí que te lo doy.
—Pues vamos—.
Se monta en él y arrea y llega a Roma. Llega de día. La mesa puesta, ya prepará pa’l banquete, y entonces se sienta, ¿cómo era?…, se sienta allí el…, el obispo —no recuerdo el obispo que es, pero en fin.
Dice…, dice…, dice…, dice un diablo, dice: —Que no vale echar bendiciones.
—Nada, que no van a bendi-, a echar bendiciones —un diablo.
Y dice entonces: —Bueno—.
Pues se sienta y dice entonces el obispo…, el obispo, y dice: —Tanto hay dese aquí u ese* aquí, como aquí a aquí—.
“¡Bum!” Pegó aquello un estallío… Salieron corriendo tos p’acá y p’allá… Y entonces, el padre santo dice: —no me acuerdo como se llamaba el obispo, pero bueno—, dice:
—Pero hombre, ¿qué pasa?—.
Dice: —Pos que te ibas a casar con una diabla—.
Y dice: —¡Puf! ¡Válgame Dios!—.
Y entonces le dio dos…, dos d’estos, caras del…, del…, del Señor. Dos caras del Señor. Sí, el santo rostro. Le dio dos. Y se subió otra vez en su diablo y arreó p’acá, y en mitad de…, en mitad de la mar, dio un sagudión y…, y… | A ver si lo podía echar fuera, porque empezó a darle | —¡Dame lo que desayunes!—. Y empezó a darle las cáscaras de nuez que estaba comiendo, ¿te enteras? Y entonces, pues dio un sagudión, a ver si se lo podía echar fuera, a la mar. Y entonces, pues se le cayeron las dos | una cara; y la otra se la trajo a Jaén, y es la cara que hay en Jaén.
 
[Entrevistador:] Y la otra, ¿dónde se le cayó?
 
[Juan:] Y la otra sa- | Por eso está la mar bendecía, porque se le cayó ahí una cara del Señor.
 
[Entrevistador:] ¿Y por qué pegó el estallío cuando dijo: “Tanta distancia hay de aquí a aquí como de aquí a aquí?
 
[Juan:] Es una bendición, de aquí a aquí.
 
[Entrevistador:] Eso era la señal de la cruz.