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Notas
Debido a problemas técnicos, el final del cuento no se registra en el archivo sonoro.
Este cuento es una versión de El judío en las espinas, recopilado por los hemanos Grimm.
Transcripción
Esto pasó en el…, en el extranjero. ¿Ónde vamos a decir? Bueno, p’allá, en Egipto. Fue un rico… judío, tenía un criado muy fiel, que nunca se quejaba y siempre estaba contento. Y…, y ya… se pasó cierto tiempo y, a los tres años, le dice al amo…, dice:
—Señor, quiero marcharme a correr mundo. Dame lo que en justicia me pertenece, porque me quiero marchar esta mañana mismo—.
Y le dice:
—Hombre, muy bien; voy a darte tu cuenta. Toma una peseta por cado año.
El muchacho, que no tenía mal genio ni entendía de moneda ni na, cogió sus tres pesetas y salió de camino, corriendo y cantando con la mayor alegría. Y llegó a cierto monte, y…, y allí salió un señor, que era Dios, a…ǀ Va preguntando:
—Oye, joven, ¿y por qué vas tan alegre, por qué vas cantando y llevas tanta alegría?—.
Dice: —Señor, —dice— pues porque soy joven, estoy bueno y llevo el salario de tres años en mi bolsillo—.
Y dice: —Bueno, hombre, si hicieras el favor de dármelo…, porque yo soy viejo y no puedo ganar de comer, y me hace muchisma falta—.
Dice: —Pos sí, ¿yo para qué lo quiero? Yo estoy bueno; yo pienso ganarme el comer y estoy…, soy…, soy joven. Pos toma las tres pesetas, que yo me voy por ahí a correr mundo—.
Salió su caminito alante, salió andando y yendo, andando y yendo, andando; y antes de llegar, le dice el Señor, dice:
—Oye, joven, haz el favor. ¿Y por qué…, y…, y por qué no me dices lo que yo te voy a preguntar? ¿Qué es lo que quieres por este dinero que me has dao?—.
Dice: —Señor, yo no quiero nada por él. Si tienes que tú dar…
—Sí…ǀ Alguno…
—Tenéis que dar una escopeta que no yerre nunca el blanco; una ǀ un violín que le oiga tocar a todo el que le oiga…, que oiga tocar a todo el que le oiga; y por último que, cuando dirija una palabra a una persona, que me tenga que contestar.
—Pues bien, todo tienes concedido—.
El camino es largo. Le entregó su escopeta, el…, el…, el… guchillo, el…, su… —ya…, ya digo el guchillo— el violín, y le dijo:
—Cuando hagas alguna presente, alguna pa la pregunta de una persona, pues te tendrá que contestar.
—Pues, bien; a muchas gracias—.
Y salió tirando. Pero ya muy cerca del pueblo —¡y no sabía ni por dónde iba!—había ǀ estaba su amo, el judío, en un arroyuelo, que había un pájaro cantando en lo alto de un árbol, que decía:
—¡Qué voz tan bonita tienes! Cogiera… ǀ ¡Qué voz tan bonita tienes! Quisiera cogerlo—.
El muchacho cogió su escopeta, apuntó con ella, ¡pum!: el pájaro, al suelo. Dice:
—Ya…, pues ya podéis coger el pájaro, que ya…, ya lo tenéis muerto a la par de…, de un álamo, un ár-, un árbol que tenía muchismas zarzas—.
Y…, y claro, como el…, el… del que oyese…, oyese tocar el violín, tenía que bailar, cogiendo el joven, el…, el… ǀ Y comenzó a tocar el violín, empezó a tocar el violín y “tilín, tilín”, y ya le dice…, dice:
—Baila, baila, avaro, y desuella, que bastante gente has desollado tú—.
Y el muchacho, “tilín, tilín”, y el…, y el judío…, judío, venga bailar entre las zarzas. Decía:
—¡Para de tocar y no toques más ese malismo, maldito violín, y te daré una bolsa de oro!—.
Pues, claro, el muchacho, como tenía buen corazón, obedeció. Se quedó…, se quedó con la bolsa de oro y salió tirando para el pueblo. Y llegó al pueblo y el judío ya allí, ensangrentao y las ropas destrozás, se va al primer pueblo en busca del juez. Y, claro, el juez dice:
—¿Y por dónde va? —.
Dice:—Pues e-, es un muchacho que lleva una escopeta y un violín al cuello, y…, y va por ese camino alante—.
El juez mandó soldados en persecución del culpable y no tardaron en encontrarlo. Pues lo vuelven al pueblo, y la justicia lo condenan a muerte. Y…, y claro, los que están ya… ǀ Y ya lo suben al suplicio. Y ya lo iban a…, a… ǀ Ya se sienta el pueblo alrededor del…, del patíbulo, y ya dice dende arriba, dende el patíbulo dice:
—Señor, os ruego me concedáis un favor antes de morir—.
Dice: —Todo tienes concedido, antes la vida.
—No, señor; solo deseo tocar un rato el mi violín.
—Toca el violín todo lo que quieras—.
Comienza a tocar el violín y comienzan el juez, el primero, el escribano y todos a bailar, y unos dan unos golpes contra otros, unos rufíos mu grandes, otros… ǀ Hasta los perritos se levantaban sobre sus patitas traseras viendo…, esto, oyendo tocar el violín. Y dice:
—¡No toques más ese violín!—.
Y el muchacho: —Tras, tras.
—¡No toques más el violín!
—Tras, tras, tras—.
Y ya dice el señor juez…, dice: —¡Te ruego que dejes de tocar ese maldito de…, de…, de…, vi-, violín, que te concedo la vida—.
El muchacho, que no tenía buen corazón, salió andando por el camino, que yo…