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Notas
Aclaraciones léxicas
Aldea: se refiere a la pedanía prieguense conocida como "Aldea de la Concepción".
bambo: vestido holgado, usado normalmente en verano.
Transcripción
Mira, el santo Manuel hacía muchos milagros. El santo Manuel se murió hace ya mucho tiempo. Y… ese hombre | Vamos, eso es que me pasó a mí. Yo, estando en La Ginesa, pues estaba quebrá por el lombrigo y, ca vez que comía, era que me dolía y me se salía un porcino, y me apretaba, me acostaba, me tenía que acostar… Y estaba así. Y un día, me vengo yo a Priego, me encuentro con una mujer que también estaba quebrá, que lo sabía yo que estaba quebrá, que era de la Aldea*, y le digo: —Mira, ¿tú te has…, te has cur- | te has operao?—.
Porque ya me dijeron a mí que me tenía que operar. Fui al médico y me dijo: —Eso te tienes que operar lo más rápido que puedas—.
Y entonces, pues yo vi a la mujer y dice:
—¡Ay!, ¿y te vas a operar de eso? ¡Ay, mujer, yo no me operaría!—.
Y digo: —¡Ay!, si es que me lo ha dicho el médico, y es que no puedo ya, que me tengo que acostar y to—.
Y dice la mujer: —Pos yo no me operaría sin ir al santo Manuel. Yo iría antes, porque yo fui y me dijo que no me operaran, que yo me había vi- toa la vida estao quebrá, y que no me había hecho falta operarme. Pues yo no me operaba.
—Bueno, pues muy bien—.
Y yo, mira, cuando yo llegué a La Ginesa; en La Ginesa que yo tenía que estar trabajando fija to los días, y yo quería ir a aquello, y tenía que | Na, me pongo por la mañana un bambo* lo más… | Y me | Y digo: —Señorita, que voy a ir a comprar—.
Y dice la señorita: —¡Ay!, Encarna, hoy no puede usted, porque vamos a apañar macetas. Vaya usted mañana—.
Y yo ya sabía el día que me tenía que operar, que me operaba el día trece de octubre, y era ya últimos de…, de septiembre. Y digo: —¡Adiós!, pues bueno—. Me quité mi bambo.
Al otro día: —Señorita, que tenía que ir a comprar.
—¡Ay, Encarna! Que tenemos que echar unos días de macetas, que nosotros nos vamos a Madrid y teníamos... |
—Bueno—.
Mira, hasta que ya llegó el día cuatro de octubre. Y ya que en to los días tenía trabajo y ningún día podía ir. Hasta que ya digo: —Pues, este | Hoy como me diga | Me voy a vestir. Como me diga que no voy, le digo a lo que voy—.
Porque yo tampoco quería decir | Nadie me puede decir: “Cree en esto ni cree en aquello ni no creas”.
Pues entonces cogí y me vestí. Digo:
—Señorita, que es que tenemos que ir a comprar, que llevo muchos días, y tenemos que ir a comprar—.
Dice: —¡Ay, Encarna! Hoy no puede usted ir a comprar. Hoy le he dicho ahora al casero que se venga pa que nos ayude…
Digo: —Mire usted, señorita, es que no voy a ir a comprar, es que voy a ir a ver un…, a un santo que hay en…, en Los Chopos —estaba en Los Chopos. Digo:— que hay en Los Chopos, que me han dicho que | antes de operarme. Que vi el otro día a una mujer en Priego y me dijo esto, y digo, y voy a ir—.
Y dice: —¡Ay, ay! ¿Por qué no lo dijo usted el primer día? Usted, vaya, vaya, vaya usted ande usted quiera. ¡Uy, vaya! Eso na más. Usted se va, claro, se va—.
Bueno, pues llegué a Los Chopos. Allí había gente más que en la feria Priego aquí. Lo que yo te diga a ti. Aquello estaba asín, ¿eh? El hombre salía a una puertecilla asín de jierro. Tenía la puerta de su casa ahí como si así cortamos así, y aquí sale el hombre con la reja aquella. Mira, y dice | Le dio a tos mucha | Le iba arrimando una por una a la que le iba tocando, y le decía lo que le pasaba, y el hombre no contestaba, pero tú no lo sentías. Tú estabas en aquel con- | en tu sitio. Y, cuando me tocó a mí, mira, yo no podía parar de llorar, ¿eh? Digo: "¿Seré…?". Yo que sé. Mira, no podía parar de llorar. Cuando me tocó a mí, digo:
—Ay, mire usted, santo Manuel —digo—, yo que vengo que me voy a operar y tengo tres niños chiquitos —ya ves tú, el Antonio con que, que | lo tenía de un año, trece meses, un año y pico tenía. Y digo: —Que me voy a operar—.
Dice el hombre, dice: —¿Qué pasa? ¿Y por eso lloras? Pues tú por eso no llores, ¿eh? —Asín mismo. Dice: —Tú por eso no llores—.
Me hizo asín, sin yo decirle: “estoy quebrá, ni estoy derecha, ni estoy daleá”. Me hizo asín en la barriga, me hizo asín. Dice:—Tú no te preocupes, que no te va a dar ni fiebre—. A mí no me dio ni fiebre.
Yo esas | to esas cosas | Eso, vamos, eso no…
Luego, fuimos otra vez porque dije yo de | le eché una promesa de llevarle una maceta, y se la llevé, y le dije:
—Santo Manuel, —fui antes de…, de…, de | Digo: —Que le tengo que traer a usted una maceta, que lo eché yo de promesa—.
Y dice: —No, pues a mí no me fueras echao promesa de traer maceta—. Y dice: —Tú la traes y la pones ande quieras, ande tú dijeras que la pones, allí la pones—. Y dice: —A mí no me…, me metas en… | Tú no, tú lo haces como quieras —Me lo dijo el hombre.
Bueno, pues yo fui con mi maceta, la puse onde quiso, pues dice que tiene ahora de pilistras lo que no hay en los escritos… Dice que hay allí una cosa…, que tengo yo que ir un día, ¿eh? Dice que hay allí ahora mismo de pilistras…
Bueno, pues fui con una cuñá mía que tenía seis hijos, y ella que quería también | que estaba malilla, que quería que la viera. Bueno, pues fue, y salía el hombre a ca instante dando vales de pan. Había allí una tienda y dice: —Toma, que te doy un pan, toma—. Y le daba un pan, y to el mundo cogía y… Y mi cuñá no se arrimó a coger el pan, ella no se co- arrimó a coger vales de pan ni na. Y cuando salió una mujer y dice | fue a coger otro vale y otro vale. Dice: —Señora —dice—, que lleva usted cuatro vales de pan ya —dice—, y aquella mujer tiene seis hijos y no ha cogío ninguno—.
Esas cosas así yo me queo, ¿qué quieres que te diga?, fría, fría, fría, fría, fría, fría, fría. Yo en ese hombre creo. Ostés no porque no habéis ido a la | aonde está enterrao, pero allí es una losa así, bueno, una habitación así de grande, to bordao, to bordao, porque está en mitad un campo, to bordao en flores bordás. Y de flores habrá allí, bueno, lo que no hay en los escritos, de ramos de flores, de yo qué sé, de bonito aquello.