Audio
Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
Aclaraciones léxicas:
setentón: en el archivo sonoro, satentón.
Quede constancia de nuestro agradecimiento a Francisca López Zafra, alcaldesa de Mures, por cedernos un espacio para entrevistar a las informantes en el ayuntamiento de esta localidad.
Bibliografía
Esta canción narrativa nos ofrece una versión del mito del sacamantecas, al que dedica un interesante estudio J. M. Pedrosa (2008). Vampiros y sacamantecas: dieta blanda para comensales tímidos. En Antropologías del miedo. Vampiros, sacamantecas, locos, enterrados vivos y otras pesadillas de la razón, 15-48. Ed. G. Fernández Juárez y J. M. Pedrosa. Madrid: Calambur.
Otras versiones de "En Palenciana vivía un dichoso labrador"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
En Palenciana vivía un dichoso labrador
que estaba tuberculoso hasta el mismo corazón.
Como tenía dinero pensaba en su curación.
Varios amigos le hicieron una grande proporción:
de un tierno niño, sangre beber;
beber, beberla, ponerse bien.
El que quedó en el encargo es un viejo setentón;
le acompaña una leona para hacer una cosa horror.
Iban dos primitos juntos, de cinco años el mayor,
y aquel viejo renegao al más pequeño engañó.
Llevaba un saco de proporción
y en aquel saco fue y lo metió,
y en una huerta, lejos de allí,
tos lo esperaban con gran vestir.
—Como cordero inocente te van a crucificar
y en tu tierno corazón pincharán sin caridad—.
Y la sangre humeaba, no paraba de brotar.
Pícaro viejo, que la movió, un vaso puso al labrador.
Y en fin, que toda se la volcó, el labrador fue y se la bebió.
Su madre lo anda buscando noche y día sin cesar
y con sus lágrimas dice: “Mi hijo, ¿dónde estará?”.
Se lo ha encontrado en un rincón
con mucha agua alrededor:
—¡Hijo del alma!, ¡hijo de Dios!
Tú me llamabas, nadie te oyó.
Maldito tronco, maldito flor,
por darle vida a aquel labrador—.
Muerte asesina, muerte cruel;
de ese delito nadie supo bien.