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Notas
La versión cantada sigue un esquema general de repetición del cuarto verso de cada cuatro: “Una niña muy guapa / llamada Adela / por el amor de Juan / se hallaba enferma, / se hallaba enferma”. Este esquema de repetición se altera de manera irregular en aquellas estrofas reproducidas con un esquema melódico diferente. En este caso, se repite dos veces el primer y último verso: “Porque tu Juan, / porque tu Juan / con tu amiga Dolores / se va a casar, / se va a casar”.
Quede constancia de nuestro agradecimiento a Francisca López Zafra, alcaldesa de Mures, por cedernos un espacio para entrevistar a las informantes en el ayuntamiento de esta localidad.
Bibliografía
IGRH: 0195
Otras versiones de "Lux aeterna"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
(Y) Una niña muy guapa llamada Adela
por el amor de Juan se hallaba enferma.
Él le juraba que la quería
y a su amiga Dolores la pretendía.
Un día va la amiga, suben a verla,
a ver cómo se hallaba la pobre Adela.
A una de sus amigas le ha preguntado
que si ha visto a su Juan por algún lado.
Otra de sus amigas le ha respondido:
—Piensa en ponerte buena. Yo te lo digo:
porque tu Juan, porque tu Juan
con tu amiga Dolores se va a casar.
—Madre, cierra la puerta, vente a mi lado,
que antes de morir quiero darte un recado:
Si viene Juan a verme, déjalo entrar,
que ese es el que me cura mi enfermedad.
—Si ese es el que te cura tu enfermedad,
perfiero verte muerta y amortajá.
—¡Qué mala madre! ¡Qué mala madre!
Perfiere verme muerta y amortajarme.
De mortajá me pones toda la ropa
que tengo preparada para ser novia,
y en la garganta, aquella cruz de perlas
que Juan me regaló de amor y prendas.
Si viene Juan a verme después de muerta,
no lo dejes pasar de aquella puerta,
que él me juraba que me quería
y a mi amiga Dolores la pretendía.
¡Madre, qué linda noche, cuántas estrellas!
Ábreme la ventana que quiero verlas.
—No, hija mía, que estás enferma
y el sereno de la noche dañarte pueda—.
A otro día de mañana pasa el entierro.
Juan, que estaba en la puerta, se metió dentro.
Se arrodilló delante de un retrato
que ella le dio, que ella le dio:
—(Y) Adela mía, nunca creía yo
que por amores tú te morías,
pero tu mala madre no me quería.
Vete, Dolores, que no te quiero,
que la que yo quería ya se me ha muerto.