Audio
Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
Títulos alternativos: "El pájaro verde"
En la versión cantada se repiten los dos últimos versos de cada cuarteta, según el siguiente esquema: “Por las calles de Madrid / se paseaba una dama, como los rayos del sol / tiene la niña la cara, / como los rayos del sol / tiene la niña la cara”. Este esquema no se repite en la cuarteta número 6 y 8, en la que se introducen nuevos versos para suplir la repetición.
Aclaraciones léxicas:
quitéis: en el archivo sonoro, quitáis.
Quede constancia de nuestro agradecimiento a Francisca López Zafra, alcaldesa de Mures, por cedernos un espacio para entrevistar a las informantes en el ayuntamiento de esta localidad.
Anotaciones musicales
Isabel María Ayala Herrera
Bibliografía
IGRH: 0701
Otras versiones de "Novio asesinado"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
ATERO BURGOS, V. y VÁZQUEZ RECIO, N. (1998). Espacios y formas rituales de lo femenino en el romancero tradicional. Estudos de Literatura Oral, 4, 9-22.
¶
Transcripción
Por las calles de Madrid se paseaba una dama;
como los rayos del sol tiene la niña la cara.
A ella la pretende un conde cargado de oro y plata;
como no tiene dinero, no la quieren en su casa.
Y enfrente de ella vivía un chico con mucha gracia;
tanto se quieren los dos que con la mirá se amaban.
Y estando una tarde hablando por una baja ventana
(y) al novio sin tener culpa le han dado tres puñaladas.
Ella se ha subido arriba, se ha encerrado en una sala;
ya se tira del cabello, ya se arañaba la cara.
Y una prima que tenía ha subido a consolarla:
—No llores, primita mía. No llores, prima del alma.
Si a tu novio le han matado, yo rezaré por su alma.
―Si a mi novio le han matado, yo rezara por su alma;
yo de esta sala no salgo mientras no salga en la caja―.
La prima se ha sonreído, creyendo que era de guasa,
y hasta que le vio salir sangre de la chambra blanca,
sangre del costado izquierdo de una fuerte puñalada
de una fuerte puñalada que s'ha metío en el pecho.
Y a las cuatro de la tarde los entierros se cruzaban.
Él parecía un clavel y ella una rosa encarnada.
Madres que tengais hijas, dadle buenas enseñanzas,
no les quitéis su gusto, mira, que el amor las mata.