El hincote, el escondite y otros juegos infantiles

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0391n

Informantes

Notas

El informante sesea.

Transcripción

Antonio: —Como ya soy un poquillo mayor, pues me acuerdo yo de cuando los juegos infantiles de nosotros, de cuando teníamos ocho, de ocho a doce años, trece incluso… Pues antiguamente, pues los chiquillos nos dejaban las maes irnos por ahí a los vecinos… Nos alejábamos bien, chiquitillos. Y entonces, pues nos juntábamos unas pandillas en los barrios, unas pandillas de doce, catorce niños, y empezábamos | no sabíamos a lo que jugar; había tantas cosas y tantos chiquillos... Y uno se inventaba un juego; el otro, otro. Jugábamos al trompo, jugábamos al hincote, a los toreos, jugábamos a los castillos cuando había barro con una…, con unos hincotes. Y…, y muchos juegos. Las niñas jugaban a la comba, a los hincotes también. También jugábamos a la pie muda; a la pie muda: te acachabas y saltaba uno sobre ti… A la pie muda se llamaba.

Los hincotes eran | Hacías una redonda en el suelo y clavabas el hincote; y entonces se ponía un par de ellos o tres.

Visi: —Un par de | Un hierro con punta.

Antonio: —Y tirabas al hincote, se clavaba en el barro, hacías otra redonda, y cuando tirabas al hincote, se caía al suelo, pues parabas, y lo cogía el siguiente. Entonces, pintaban un castillo más p’allá, mu lejos; y el que primero entrara en el castillo, ganaba, ¿estamos?, con el hincote.

Y luego, pues también había cancio-, había al escondite: “Alza la malla por tos mis compañeros y por mí el primero”, cuando llegabas | Había una piedra, ponías una piedra, y es donde se empezaba el juego, y tos se escondían, y uno le tocaba buscarlos. Y entonces, pues iba a buscarlos y, cuando uno venía corriendo en busca la piedra, pues tocaba la piedra: “Alza la malla por tos mis compañeros y por mí el primero”; y entonces pues ya perdía el juego el otro.