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Notas
Quede constancia de nuestro agradecimiento a la directora del Centro de Participación Activa de mayores de Alcaudete, Manuela Vadillo Torres, por cedernos un espacio para realizar las entrevistas.
avertarda: variante de avetarda, que desde el DRAE (1817) se recoge en los diccionarios del español, según observamos en el NTLLE: ‘avetarda. Lo mismo que avutarda’.
(Nota léxica de Marta Torres Martínez)
verderón: se incluye desde el primer diccionario de la Academia: ‘páxaro poco mayor que el gorrión . Tiene el pico corto, gruesso y redondo; la pluma es de un verde que tira a amarillo, por lo que le dan este nombre’ (DA, 1726-39). En la última edición del DRAE se recoge una definición de índole científica: ‘ave canora del orden de las paseriformes, del tamaño y forma del gorrión, con plumaje verde y manchas amarillentas en las remeras principales y en la base de la cola’ (DRAE, 2014).
(Nota léxica de Marta Torres Martínez)
cuco: desde el DRAE (1884), según constatamos en el NTLLE, se recoge la equivalencia ‘cuco. cuclillo’. En esta misma edición el cuclillo se define como ‘ave de paso, de color ceniciento, lustroso y por debajo blanco sucio, rayado transversalmente de pardo. La hembra, según opinión común, pone sus huevos en los nidos de otras aves’. En el DRAE (2014) encontramos una definición más técnica y menos subjetiva: ‘ave trepadora, poco menor que una tórtola, con plumaje de color de ceniza, azulado por encima, más claro y con rayas pardas por el pecho y abdomen, cola negra con pintas blancas, y alas pardas, cuya hembra pone sus huevos en los nidos de otras aves’. Una definición similar hallamos en el DEA (1999): ‘ave trepadora de cabeza pequeña y plumaje gris, que habita en los bosques, y que se caracteriza por su canto y porque la hembra pone los huevos en los nidos de otras aves’. En el TLHA se registra y, por tanto, se reconoce como andalucismo. Encontramos una acepción, vinculada a la provincia de Jaén, que nos interesa: ‘mochuelo, ave estrigiforme, de unos 20 cms. de altura, que se alimenta de roedores y reptiles’.
(Nota léxica de Marta Torres Martínez)
Bibliografía
IGRH: 0194
Otras versiones de "San Antonio y los pájaros"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
RODRÍGUEZ PASTOR, J. (1996). Algunas manifestaciones folkloricas en torno a san Antonio de Padua. Revista de Folklore, 16 (186), 84-98.
TRAPERO, M. (1990). Los romances religiosos en la tradición oral de Canarias. Madrid: Nieva.
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Transcripción
Divino Antonio, precioso, replicad a Dios inmeso
que por tu gracia divina alumbre mi entendimiento
para que mi lengua refiera el milagro
que en el huerto obraste de edad de ocho años.
Desde chico que ha nacido con mucho temor de Dios
y de su padre mimado, y del mundo admiración.
Fue caritativo y perseguidor
de todo enemigo con mucho rigor.
Su padre era un caballero criado, honrado y prudente
que mantenía su casa con el sudor de su frente
y tenía un huerto de donde traía
cosechas y frutos que el tiempo traía.
Por la mañana un domingo, como siempre acostumbraba,
Antonio se marchó a misa, cosa que nunca olvidaba
y le dijo: —Antonio, ven acá, hijo amado,
mira que yo tengo que darte un recado.
Mientras que yo estoy en misa gran cuidado has de tener,
mira que los pajaritos todo lo echan a perder.
Entran en el huerto, comen el sembrado;
por eso te digo que tengas cuidado—.
Cuando sale con su padre, y a la iglesia se marchó,
Antonio quedó cuidando y a los pájaros llamó:
—Venid, pajaritos, dejad el sembrado
que mi padre ha dicho que tenga cuidado.
Y para que mejor pueda cumplir con mi obligación
voy a encerraros a todos dentro de una habitación—.
Y los pajaritos mientras le mandaban
y […] por la puerta entraban.
A las doce vino el padre y ahora mandó a tos a llamar.
Llegó su padre a la puerta y comenzó a preguntar:
—Dime, hijo amado. ¿Qué tal, Antoñito?,
¿has cuidado bien de los pajaritos?
—Padre mío de mi alma, de eso no tengas cuidado
que para que no hagan daño, todos los tengo encerrados—.
Su padre escribió milagro tan grande;
al señor obispo trató de avisarle.
Acudió el señor obispo con grande acompañamiento
quedando todos confusos al ver tan grande tormento.
Abrieron ventanas, puertas y [¿…?]
por ver si las aves se querían marchar.
Y Antonio les dice a todos: —Señores, nadie se agravie,
los pájaros no se marchan hasta que yo se lo mande—.
Se puso en la puerta y les dijo así:
—Adiós, pájaritos, ya podéis salir.
Salgan respetando el orden mochuelos y [¿garigajes?],
verderones* y avertardas*, mochuelos, lechuzas y grajas.
Salgan verderones y las [¿parderillas?]
y el cuco* [¿…?] y la golondrina—.
Juntas alzan el vuelo, todas juntitas se ponen
escuchando a san Antonio para ver lo que dispone,
y Antonio les dice: —No entréis en sembrado,
marcharos por monte, olivos y los prados.