El pintor engañado (Don Pitas Pajas)

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Referencia catalográfica: 0399n

Recopiladores

Notas

Gumercindo España Olivares, conocido con el sobrenombre de Sshinda, fue un famoso artesano de juguetes mexicano.

Esta grabación es parte del Legado de José Manuel Pedrosa al Archivo de la Palabra de la Biblioteca Nacional de España.

Notas léxicas

ahorita: al consultar el NTLLE, comprobamos que el primer diccionario que incluye el lema ahorita —junto con la variante ahoritica— es el de Vicente Salvá, publicado en 1846: “adv. t. d. de ahora. Son provinciales de la Isla de Cuba”. Ya en 1852, Adolfo de Castro amplía la marca geográfica y caracteriza a ahorita como “adv. Úsase en América y en algunos puertos de Andalucía. Diminutivo de ahora”. Es curioso que la RAE incluya esta voz ya bien entrado el siglo XX, en la primera edición del Diccionario Manual e Ilustrado de la Lengua Española (1927) y no lo marca diatópicamente, sino diafásicamente como ‘voz familiar’: “adv. t. fam. Ahora”. Hay que esperar a la edición de 1989 para que se incluya la paráfrasis “Ú. m. en Méjico”, si bien en el DRAE (1992) sigue sin ser marcada —sí aparece como mexicanismo la voz ahoritita—. No obstante, ahorita no se codifica en la última edición del diccionario académico, de 2014, pero sí en el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española, donde se recogen tres acepciones (‘adv. EU, Mx, Gu, Ho, ES, Ni, CR, Pa, Cu, RD, PR, Co, Ve, Ec, Pe, Bo. Dentro de un momento, más tarde’, ‘Cu, RD, PR, Co; EU. p.u. Hace un rato’ y ‘Ve, Ec, Bo. En este momento, ya’), si bien la que nos interesa es la primera. En el Diccionario de mexicanismos (2010) de la Academia Mexicana de la Lengua también se incorpora ahorita: ‘Después, dentro de un lapso indeterminado: Espérame tantito, ahorita vengo’.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

¡ándele!: en el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española se incluye esta conjunción, que ‘expresa incitación a empezar o a proseguir una acción’, como mexicanismo y colombianismo.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

canijo: tanto en el Diccionario de mexicanismos (2010) de la Academia Mexicana de la Lengua como en el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española encontramos, entre otros, el siguiente significado, adecuado al contexto de uso: ‘Listo, agudo, inteligente’.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

chango: tanto en el Diccionario de mexicanismos (2010) de la Academia Mexicana de la Lengua como en el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española este mexicanismo se define como ‘Pubis de la mujer’ y  tiene uso en el registro popular.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

¡híjole!: en el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española esa interjección, de registro popular y de uso en México, Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Ecuador y Bolivia, se define como ‘Expresa asombro o sorpresa’.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

órale: esta interjección posee tres significados —todos documentados en México, y también en El Salvador, Guatemala y Honduras—, según el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española: ‘Expresa acuerdo, entendimiento o aceptación’, ‘Expresa exhortación para hacer algo’ y ‘Expresa asombro o sorpresa’.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

pendejo: en el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española, entre otros significados de pendejo, encontramos el siguiente, acorde con el contexto de aparición en esta composición: ‘Referido a persona o cosa, insignificante, sin importancia’.

(Nota léxica de Marta Torres)

pos: en el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española se incluye esta conjunción, variante de pues y marcada como mexicanismo y ruralismo.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

vieja: en el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española se define como ‘mujer de cualquier edad’ y se marca como despectivo en México, Honduras, Costa Rica y Bolivia.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

Bibliografía

Estudios

MEDRANO DE LUNA, Gabriel (2013). Los mundos mágicos de Sshinda: la cultura oral y la obra artística de un juguetero popular de Guanajuato. México. Alcalá de Henares: El jardín de la voz.

MEDRANO DE LUNA, Gabriel (2016). Sshinda. El mágico mundo de un juguetero tradicional de Guanajuato. Guanajuato: Universidad de Guanajuato.

Transcripción

Este era un señor con su esposa, muy bonita la señora, pero el señor salió a trabajar, y resulta que, entonces, este señor, le dij-, le dijeron los vecinos que lo hacía tonto con otro señor. Se le llega el momento que tenía que salir a trabajar y le dijo:
―Oye, vieja, ya voy a salir a trabajar, pero…, pero sabes que me han contado que…, que me haces tonto―.
Y que le dijo:
―No, hombre, ¿qué te voy a andar haciendo tonto? Nunca jamás pienses eso―.
Entonces dijo:
―Entonces, con confianza, ¿me voy?
―Sí ―dijo.
―Pero quiero dejarte una señal para ver si de veras me haces tonto o no me haces tonto.
―¡Sí, cómo no! ―dijo― A la hora que quieras.
―No, pues ya de una vez―.
Agarró un lápiz y le dijo:
―Mira, deja pintarte aquí, voy a pintarte la señal para saber si me haces tonto―.
“¡Zas!”
―A ver ―dijo―, un lado del calzón te vas a poner | te voy a pintar aquí―.
Pues le pintó un toro, un…, un torito ahí.
―¡Ándele*! Con este vamos a ver si me haces tonto―.
Se fue el señor. Cuando llega | Entonces llega el amante y le dice:
―¿Qué pasó?
―Ya se fue, […] fue a trabajar.
―¿Cuándo viene?
―¡No!, pues viene de aquí a ocho días ―dijo.
―Muy bien ―dijo.
Tal. Pues ya hicieron el amor, cuando ya le dijo:
―¡Ah, y se ha despintado el toro! ―dijo― ¡Ah, qué carambas! ―dijo.
―¿Y ahora?
―Pos* ahorita* te lo pinto ―dijo.
Pero se lo | ya no se lo pintó en el mismo lugar, se lo pintó en el ombligo. “¡Zas, zas, zas!”, le pintó el ombligo.
Cuando llega y le dice:
―¿Qué pasó?
―No, no ha venido.
―¿Y todavía tienes la figura?
―Sí ―dijo―, mas que se está borrando.
―¡Ah!, te la voy a pintar aparte ―Se la volvió a pintar.
―Pues ya se ha desborrado ―dijo― porque me bañé.
―¡Uh, qué carambas! Pues ahora te la voy a pintar―.
Pero ya no se la pintó igual, sino se la pintó parado.
Cuando llega el marido, le dice:
―¡Qué pasó, vieja! Ya vine.
―¿Ya viniste?
―Sí. A ver ―dijo―, vamos a ver si me hicistes tonto o no me hicistes tonto―.
Ya le vido:
―¡Ah, pos sí me hicistes tonto, vieja!
―¿Por qué? ―dijo.
―Pues yo no te lo pinté paradito este toro ―dijo―, te lo pin- | No te lo pinté parado, te lo pinté echado.
―Sí, viejo, pero es que ya se cansó, por eso se paró ―dijo―. Por eso se paro, porque ya se cansó ―dijo.
Entonces dice que le dijo:
―Pos ahora, vamos a hacer otra, ¿sí? ―dijo― Te vamos a poner un caballo, vieja.
―¡Ah, sí! ―dijo― ¿Cómo no?―.
Pues ahí tiene que se lo volvió a pintar en una pierna. “¡Zas, zas, zas!”, le pintó el caballo en una pierna.
―Pos ahora ―dijo―, ya me voy a trabajar―.
Se fue a trabajar. Cuando se fue a trabajar, dice que le dijo:
―¡Ay, caray! ―dijo―, ven, si | ven, si ya se fue a trabajar. Si ya se fue, ya sa-, ya salió.
―Bueno, pues ahora sí ―dijo―. Vamos a…, a ocuparte―.
Y dijo:
―No más que traigo un caballo pintado―.
Dijo:
―¿Dónde lo traes pintado?
―Pos aquí.
―¡Ah!, ¿qué te fijas eso, hombre? Yo ya te lo pinto de nuevo, hombre―.
Ya se lo pinta. Bueno, más bien la usó a la señora. “¡Zas, zas, zas!” Cuando ya la usó, entonces dijo:
―¡Ah! ¿Cómo estaba el caballo?
―Pues estaba corriendo.
―¡Ah, bueno! ―dijo― Pues ya se te despintó. A ver, voltéate ―dijo―, deja, ponte―.
Se lo pintó en una nalga, pero ya parado el caballo. Ya no estaba…, ya no estaba corriendo, ya se paró.
Dijo:
―Ahí tienes el caballo, vieja*―.
Y que le dijo:
―Bueno, pos sí. Pero ahora que llegue el marido…
―Pos ahora que llegue, se lo enseñas ―dijo.
―Bueno, pues―.
Ya cuando llegó el marido, dijo:
―A ver la señal que te puse.
―Pos aquí está, viejo; no más que, como el caballo va corriendo ―dijo― se me hizo p’atrás ―dijo―, por eso es que ha estao pintado atrás ―dijo.
Pues ya no se lo pintó en la pierna, se lo pintó en la nalga. Y dijo:
―¡Ah, qué canijo caballo! Pues de veras me hizo pendejo* ―dijo―, pues corrió ―dice― acá hasta acá ―dijo―, como yo iba corriendo―.
Por eso le dijo: ―Pos sí, es verdad, viejo, siempre corre el caballo, pos si que…―.
Pero ella le decía el caballo que traiba, no el caballo de pintura.
Pues sí que entonces le dijo:
―Deja borrarlo ―“¡zas, zas, zas!”, lo borró. Ya cuando lo borró dice que le dijo:
―Pos este caballo ―dijo― siempre ya hace maldades, hombre ―sí, le dijo al amante.
Le dijo el amante: ―¡No!, pos es que el caballo siempre corre ―dijo―. ¿Pos sabes que tú marido ―dijo― acepta todo?
―Sí ―dijo.
―¡Pues órale*!―.
Ya se fueron, hicieron el amor. Cuando ya hicieron el amor, dijo:
―¡Ay, se me olvidó pintar el caballo! ―dijo.
―¡Híjole*!, ¿de veras? ―dijo― Ya mero viene ―dijo―, ya viene ahí; casi ya viene.
―No, hombre―.
Pos que le dijo:
―¡Pronto, ándale, porque ya viene!―.
“¡Zas, zas, zas!” Ahorita le rayó, pero se lo rayó en la pierna. Y que le dijo:
―¿Qué pasó?
―¡No, ya está pintado, hombre! ¿Qué te diga? Ya está pintado, ya…―
Se salió el amante y se que- | y llegó el marido:
―¿Qué pasó, vieja? ¡Ya vine! ¿Aónde está la señal que te puse?
―Pues aquí está, viejo.
―¡Ah, qué carambas! ―dijo― Pues yo te pinté un caballo, ¡pues esto es un chango*!
―Pos sí, ¿no ves que ya le salieron pelos? ―dijo.
Por eso le digo: “No, hombre, las mujeres son astutas”.
La del borrego era que la misma, ¿no?, el mismo borrego se lo pintó, pero cerca del ombligo. Entonces, cuando cerca del ombligo se lo pintó, cuando llega el amante, le borra el borrego.
―¡Ay, canijo*! ―dijo.
―Pos sí―.
Entonces, se lo pintó más abajo y más agarrao.
―¿Hombre, pues no le puedes atinar?
―No, hombre, pos es que el borrego camina porque anda tomando agua ―dijo―; por eso se acerca al ombligo―.