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Informantes
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Notas
La informante asegura que lo aprendió de pequeña al escucharlo de otras chicas.
Transcripción
Pues esta era una mujer que andaba con un sacerdote…, decían… la gente… El marido era arriero; iba a vender carbón de ande [¿…?] Iba a Madrid con un…, con el borrico, el arriero. Y claro, el hombre acecha a su mujer, y, claro, que fue el sacerdote ande estaba su mujer a hacerle una visita. A lo mejor no iba na más que a hacerle una visita, pero que fue... De manera que… | Ya el hombre vuelve:
—¡Fulanita!
—¡Ay, mi marido que viene! ¡Ay, mi marido que viene!
—¿Ánde me voy a meter?
—Pos en esa tenaja.
—¡Abre, que traigo el borrico, la arriera mala!
—¿Y qué tenemos que ponerle?
—Pues le vamos a poner un…, p’ungüentos calientes, a ver si se le quita este dolor que trae el borrico—.
Y el sacerdote allí metío… en la tenaja.
Pues ponen una caldera de agua a hervir. Ya que está hirviendo el agua, coge, le dice él:
—¡Agarra aquí! ¡Agarra, claro!
—¡Ay, no, que está ahí don fray Juan huido de los criminales! ¡Ahí, no; ahí, no; ahí no la viertas!—.
Pero que…, que el marido pudo más que ella y que mataron a don fray Juan asado, ¿sabes?
Siguen con don fray Juan… Y se lo cuenta a un hermano suyo, y dice:
—¡Ay, lo que me ha pasao con don fray Juan—. Y dice: —Vamos a sentarle en una silla y hacer de que…, de que está allí comprometiendo—.
Pos le pasan a la habitación de aquella señora, le meten en una silla, aquí en la cama, y…, y coge la mujer una silla, le da un silletazo; ¡don fray Juan al suelo!
Siguen con don fray Juan. Le… dicen:
—¡Ay! ¿Y ánde le vamos a llevar ahora? ¿Ánde le vamos a llevan ahora?
—Pues a un peral que hay en la huerta de…, de fulano de tal. Yo me acuerdo del fulano qu’era, pero no le quiero mentar—.
Pero le llevaron a…, a la huerta aquella y, y claro, como iba muerto don fray Juan… | Iba dándole un paseo al caballo el amo de su huerta y guardando el peral:
—Don fray Juan, ¡pero qué vergüenza esta de caballero; en mi peral, comiéndote las peras, una en la boca y los bolsillos llenos y toavía…! | ¡Bájate de ahí, que te pego un trabucazo que te mato!—.
Pues, claro, como no se bajaba, pilla el trabuco, “¡zas, catapum!”; ¡don fray Juan al suelo! Ya llevaba dos muertes don fray Juan.
Sigue pa bajo, ande había una cría… | Una yegua que criaba muchas…, muchos muletos. No una yegua; había más yeguas. El caso es que empiezan los muleteros que había:
—¡Don fray Juan, sujeta el caballo, que están las yeguas cerrás | preñás!—.
Iba don fray Juan atao en el caballo… ¿Cómo le iba a sujetar la ye-, el caballo?
—¡Sujeta el caballo, que te tiro un canto con la honda que te mato! ¡Sujeta el caballo, que están las yeguas preñás!—.
Al igual de sujetarle, pues claro, si iba muerto, pues claro, no le sujetaba.
Coge… uno con una honda un canto; ¡don fray Juan al suelo! Por allí corría mucha agua. Entonces no pasaba lo que ahora, que no hay ninguna; entonces corría muchísima agua. Le dicen:
—¿Y qué vamos a hacer con él?
—Pues nada, le atamos un canto a la cabeza, le echamos aquí al agua y aquí él se las apañará, como pue- | Nada, él se las apañará—.
Estaba muerto, ¿qué iba a hacer? Pues allí se [¿…?]
Luego, iban otros pescadores por el mismo río abajo y dicen:
—¡Ay, qué viene don fray Juan ya bañándose! ¡Que viene don fray Juan bañándose! ¡Que viene don fray Juan bañándose! —o un pez, yo no sé cómo decía eso… O un pez que…
—¡Mirar qué pez más grande viene por allí!—.
Y era don fray Juan, que iba ahogao. Iba por el agua, ¿sabes? Le tiran un tiro; ¡otra vez en la cabeza a don fray Juan! Claro, ya allí fue ande le ataron… un canto a la cabeza y, allí le echaron y allí le dejaron… En el cuento, que lo sabía; que luego yo que sé si será verdad o no.