Domingo siete

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Referencia catalográfica: 0404n

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Notas

Gumercindo España Olivares, conocido con el sobrenombre de Sshinda, fue un famoso artesano de juguetes mexicano.

Esta grabación es parte del Legado de José Manuel Pedrosa al Archivo de la Palabra de la Biblioteca Nacional de España.

Notas léxicas

acabalar: el DRAE (2014) define acabalar (de a- y cabal) como sinónimo de ‘completar’.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

ahorita: al consultar el NTLLE, comprobamos que el primer diccionario que incluye el lema ahorita —junto con la variante ahoritica— es el de Vicente Salvá, publicado en 1846: “adv. t. d. de ahora. Son provinciales de la Isla de Cuba”. Ya en 1852, Adolfo de Castro amplía la marca geográfica y caracteriza a ahorita como “adv. Úsase en América y en algunos puertos de Andalucía. Diminutivo de ahora”. Es curioso que la RAE incluya esta voz ya bien entrado el siglo XX, en la primera edición del Diccionario Manual e Ilustrado de la Lengua Española (1927) y no lo marca diatópicamente, sino diafásicamente como ‘voz familiar’: “adv. t. fam. Ahora”. Hay que esperar a la edición de 1989 para que se incluya la paráfrasis “Ú. m. en Méjico”, si bien en el DRAE (1992) sigue sin ser marcada —sí aparece como mexicanismo la voz ahoritita—. No obstante, ahorita no se codifica en la última edición del diccionario académico, de 2014, pero sí en el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española, donde se recogen tres acepciones (‘adv. EU, Mx, Gu, Ho, ES, Ni, CR, Pa, Cu, RD, PR, Co, Ve, Ec, Pe, Bo. Dentro de un momento, más tarde’, ‘Cu, RD, PR, Co; EU. p.u. Hace un rato’ y ‘Ve, Ec, Bo. En este momento, ya’), si bien la que nos interesa es la primera. En el Diccionario de mexicanismos (2010) de la Academia Mexicana de la Lengua también se incorpora ahorita: ‘Después, dentro de un lapso indeterminado: Espérame tantito, ahorita vengo’.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

apaches: en el DRAE (2014) se registra el siguiente significado: ‘Dicho de una persona: De un pueblo indio nómada de las llanuras de Nuevo México, caracterizado por su gran belicosidad’.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

jueron: jueron > fueron. Nos encontramos ante la velarización de f- ante -ue- y -ui-. Este fenómeno es habitual en las hablas populares y rurales en todo el mundo hispánico.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

onde: en el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española se incluye como aféresis del adverbio donde y se marca como ‘rural’ tanto en El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, República Dominicana, Colombia y Ecuador.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

pos: en el Diccionario de americanismos (2010) de la Asociación de Academias de la Lengua Española se incluye esta conjunción, variante de pues y marcada como mexicanismo y ruralismo.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

Bibliografía

 

Estudios

MEDRANO DE LUNA, Gabriel (2013). Los mundos mágicos de Sshinda: la cultura oral y la obra artística de un juguetero popular de Guanajuato. México. Alcalá de Henares: El jardín de la voz.

MEDRANO DE LUNA, Gabriel (2016). Sshinda. El mágico mundo de un juguetero tradicional de Guanajuato. Guanajuato: Universidad de Guanajuato.

Transcripción

Los muchachos que vivían en pueblos; entonces, los evangelizadores llegaron de…, de España, que jueron* los…, los misioneros, y le platicaron a la gente que…, que Dios Nuestro Señor les iba a…, a llegar con la suerte por la…, por la puerta. Y entonces, estos muchachos pues llegaron y vivieron, crecieron... Un muchacho salió trabajador y otro salió flojote, que no quería trabajar esperando lo que le había dicho el ermitaño, que iba a entrarle la suerte por la puerta. Nunca quería trabajar. Y la otra señora que vivía al otro lado tenía a su hijo trabajador. Y le dijo:
―Comadre, hora que te vayas tu muchacho al campo, que se lleve mi muchacho a trabajar, hombre ―le dijo―. Espérate, que no me arrima ni leña. Yo veo que a ti no te falta nada.
―No, sí―.
Ya salió la señora y le dijo:
―Hijo, que si te llevas al muchacho a que te ayude a juntar leña.
―Sí, me lo llevo, pero yo voy a las cuatro de la mañana y él se levanta hasta las nueve.
―No ―dijo―, llévatelo a las cuatro de la mañana―.
Se jueron. A otro día amaneció y ahí van al…, al monte a juntar la leña. Cuando llegaron al monte, llevaba tres burros. Y llega y le dice:
―Mira, tú te cuidas de los burros porque no sabes juntar la leña. Mientras, yo voy a juntar la leña―.
El flojote, el güevonzote se quedó acostado debajo de un palo. Miró que andaban unos pájaros que comen carroña, comen carne, y dijo:
―¡Ay, pos* estos pájaros me van a comer! Yo les mato un burro antes que me coman―.
Pos se les mató un burro. Y el leñero vio que andaban muchos pájaros ya.
―¿Pos qué les pasaría? ―dijo― Pos allá lo dejé con los burros―.
Ya ha juntao la leña y dijo:
―Voy a verlo, a ver si ya nos vamos.
―¿Qué pasó? ―dijo.
―Pos mira ―dijo―, los pájaros me querían comer y ya les maté un burro.
―¡Ah! Pos aquí te quedas. Ahorita* vengo ―dijo―, voy jir a cargar, ahorita vengo a por ti―.
Ahí lo dejó, lo dejó esperando en el monte. No llegaba el muchacho con los burros; ya se había venido pa’l pueblo. Entonces es que aquel dijo:
―¡Oy, se está haciendo tarde! Voy a buscar ónde* dormirme porque aquí va a llegar un animal y me va a comer―.
Subió más al monte, en-, encontró un palo largo, alto, bien limpio de abajo. Dijo:
―Aquí mero me subo―.
Se subió, acomodó las ramas y se quedó arriba. Corrió la tarde y se hizo oscuro, cuando llegan unos apaches* a bailar alrededor del palo con una guitarra, diciendo:
―Chin, chirichín, chirichín, chirichín―.
Y cantaban unos:
―Lunes y martes y miércoles, tres,
chin, chirichín, chirichín, chirichín―.
Pues aquel, ya cansado arriba, dijo:
―¡Ay, canijo! Si les digo que acá estoy, me comen; son apaches. Pues yo voy a acabalarles* la semana―.
Otra vez empezaron los apaches:
―Chin, chirichín, chirichín, chirichín,
lunes y martes y miércoles, tres―.
Y aquel, ya cansado, dijo:
―Ahorita que vuelvan a bailar y a cantar, yo les voy a hablar.
―Chin, chirichín, chirichín, chirichín,
lunes y martes y miércoles, tres―.
Y aquel dijo:
―Jueves y viernes y sábado, seis―.
―¡Ay, acabalaron! ¿Quién acabaló la semana?
―Pues uno que está ahí arriba.
―¡Bájenlo!―.
Ya lo bajaron.
―¿Tú acabalaste la semana?
―Pos sí, ustedes no se coman hasta…, a tres sema-, a tres días.
―¡Ha estao bueno! A ver, vamos a acabalarla otra vez.
―Chin, chirichín, chirichín, chirichín,
lunes y martes y miércoles, tres;
jueves y viernes y sábado, seis―.
Le dieron lo que tenían:
―Llévate eso. Ya…, ya la acabalaste la semana―.
Llega a su casa el flojote y le dice su mamá:
―¿Pues qué pasó, hijo; no venías?
―No, mamá ―dijo―, pues ya Dios me socorrió.
―¿Qué te dijo | ¿Qué te dio?
―Mira todo lo que me dieron los apaches―.
El trabajador oyó y dijo:
―¡Uhm…, yo sé ónde es ese palo! Yo mañana voy―.
Pues aquel se quedó a gusto con lo que le habían dao. Otra vez temprano salió al monte, halló el palo otra vez. Ya cuando lo vio, dijo:
―Este es el palo―.
Se volvió a subir con la tarde. Llegan los apaches otra vez:
―Chin, chirichín, chirichín, chirichín,
lunes y martes y miércoles, tres;
jueves y viernes y sábado, seis―.
Todos contentos, los apaches ya le habían acabalao la semana. Y aquel dijo:
―Pues yo les voy a contestar a ver qué me pasa, pos les falta el día e domingo.
―Chin, chirichín, chirichín, chirichín,
chin, chirichín, chirichín, chirichín,
lunes y martes y miércoles, tres―.
Y aquel responde:
―Domingo, siete.
―¿Quién echó a perder la canción? ¡Bájenlo, mátenlo y cómanselo!―.
Pos salió con “domingo, siete”, buscó el “domingo, siete”, que todos dicen “ domingo siete”.