Se lo llevaron los militares preso, a Custodio, lo ataron de aquí con una soga. Nosotros enfrente y los militares con él en una mula, la soga | él atao a la | al…. al, al aparejo, y la soga a-, arrastrando y él con las manos atrás, y nosotros tos:

—¡Ay, Custodio bendito, hazme un milagro, Custodio bendito!—.

Tos los, tos los que teníamos allí en el prao, que estábamos refugiaos, en el 1938. Y tos, como creíamos tanto en el santo aquel, pues toas las mujeres mus poníamos por las ventanas y to, y los melitares con, con las pistolas que | pa que, pa que mus quitáramos de…, de allí. Y, y entonces, pues decía, decíamos toas:

—¡Custodio bendito, haz un milagro, haz un milagro!—.

Se lo llevaron, lo metieron en la cárcel y, cuando lo metieron en la cárcel, a los tres días, cuando vieron lo que era, que les puso unos ejemplos y unas cosas, lo echaron a la calle, en la guerra. Y ya se vino ya a su casa.