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Notas
Se repite el último verso de las estrofas hexasílabas, menos el de la primera. V. 36a: "Yo les prometo".
Bibliografía
IGRH: 0179 + 0605.1
Versión publicada en Anaya Flores (1986: pp. 124-126; música p. 170) y en Anaya Flores (1999: pp. 124-126, música p. 177; origen y peculiaridades, p. 216).
Otras versiones de "Madre, en la puerta hay un niño"
Otras versiones de "El niño perdido y hallado en el templo"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
TRAPERO, M. (1990). Los romances religiosos en la tradición oral de Canarias. Madrid: Nieva.
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PURCELL, J. B. (1980). Traditional Ballads among the Portuguese in California. En Portuguese Americans and Spanish Americans (pp. 1-19, 77-90). Nueva York: Arno Press.
TRAPERO, M. (1990). Los romances religiosos en la tradición oral de Canarias. Madrid: Nieva.
VÁZQUEZ RECIO, N. (2000). Una yerva enconada: Sobre el concepto de motivo en el Romancero Tradicional. Fundación Machado – Diputación de Cádiz.
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Transcripción
—Madre, a la puerta hay un niño más hermoso que el sol bello;
yo digo que tiene frío porque viene casi en cueros.
—Pues dile que entre, se calentará,
porque en este mundo ya no hay caridad,
ni nunca la ha habido, ni nunca la habrá.—
Entra el niño y se calienta y después de calentado
le pregunta la patrona que de qué tierra ha reinado.
El niño responde: —Soy de larga tierra:
mi madre es del cielo, yo bajé a la tierra.
—Niño, si quieres cenar, se te prepara un guisado
de perdices y conejos y la pechuga de un pavo.—
El niño responde: —Eso no, señora,
que tengo una madre que el cielo la adora.
—Hasle la camita al niño en la alcoba y con primor.
—No me la haga usted, señora, que mi cama es un rincón;
……………… desde que nací
hasta que en cruz muera ha de ser así.—
Por la mañana temprano el niño se levantó
y le dijo a la patrona que se quedara con Dios,
que se iba a la iglesia, que aquella es su casa,
donde vamos todos a darle las gracias.
Echan a buscar al niño por caminos y veredas,
y a todo aquel que se encuentran le dicen de esta manera:
—¿Ha visto usté a un niño, el sol de los soles,
el que nos alumbra con sus resplandores?
—Ese niño que usted busca, señora, con diligencia,
yo le he dado de cenar, dijo que se iba a la iglesia,
…………………… que aquella es su casa,
donde vamos todos a darle las gracias.—
Ya encuentró María a su hijo y le dijo: —Hijo mío,
¿dónde has pasado la noche que no te has muerto de frío?
—Si viera usted, madre, qué cama me han puesto
en casa de un pobre con su nacimiento.
Llegué a la puerta de un rico, me achuzaron los alanos,
y ellos fueron tan humildes que a mis pies se arrodillaron.
Yo les imprometo que, aunque soy muchacho,
les he dar el pago según me le han dado.