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Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
La informante indica que este romance se interpretaba durante el desempeño de las tareas de la casa, y los hombres cuando araban. V. 4a: “obraste”. V. 57b: “mansión”.
Bibliografía
GRH: 0194
Publicada en Anaya Flores (1986: pp. 142-144; música p. 171).
Otras versiones de "San Antonio y los pájaros"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
RODRÍGUEZ PASTOR, J. (1996). Algunas manifestaciones folkloricas en torno a san Antonio de Padua. Revista de Folklore, 16 (186), 84-98.
TRAPERO, M. (1990). Los romances religiosos en la tradición oral de Canarias. Madrid: Nieva.
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Transcripción
Antonio divino y santo, suplícale a Dios inmenso,
me dio su gracia divina de alumbrar mi entendimiento,
para que mi lengua refiera el milagro
que en el güerto orastes de edad de ocho años.
—Desde niño fui nacido con mucho temor de Dios,
de mis padres estimado y del mundo almiración.
Fui caritativo y perseguidor
de todo enemigo con mucho rigor.
Mi padre era un caballero cristiano, honrado y prudente,
que mantenía su casa con el sudor de su frente.
Aún tenía un güerto que donde él cogía
cosechas de fruta que el tiempo traía.—
Por la mañana un domingo, como siempre acostumbraba,
se marchó su padre a misa, cosa que nunca olvidaba.
Le llama a su hijo: —Ven acá, hijo amado,
mira que te tengo que dar un recado.
Mientras yo esté en misa, gran cuidado has de tener,
mira que los pajaritos todo lo echan a perder.
Entran en el güerto, pican del sembrado,
por eso te encargo que tengas cuidado.—
Cuando se ausentó su padre y a la iglesia se marchó,
Antonio quedó cuidando y a los pájaros llamó:
—Venir, pajaritos, dejar el sembrado,
que mi padre ha dicho que tenga cuidado.—
Lleno de alegría san Antonio estaba
y los pajaritos qué alegres cantaban.
Cuando vio venir su padre, entonces los mandó callar,
y se puso en la puerta y le empezó a preguntar:
—¿Qué tal, Antoñito, qué tal, hijo amado,
has cuidado bien
de los pajaritos? —Padre, no tengo cuidado,
que para que no hagan mal,
que para que no hagan mal todos los tengo encerrados.—
El padre que vio milagro tan grande
al señor obispo trató de avisarle.
Ya viene el señor obispo con grande acompañamiento;
todos quedaron confusos (y) al ver tan grande portento.
Lleno de alegría san Antonio estaba
y los pajaritos qué alegres cantaban.
Abrieron ventanas, puertas a la par
por ver si las aves se quieren marchar.
Entonces dijo san Antonio: —Señores, nadie se agravie,
los pájaros no se marchan mientras que yo no los mande.—
Se puso en la puerta y los dijo así:
—Vaya, pajaritos, ya podéis salir.
Salga el pavo, la urraca, tórtolas y codornices,
salga el pavo, la gorrión, halagüeñas y perdices.—
Ya que toditas salieron, todas juntitas se ponen,
escuchando a san Antonio y a ver lo que les dispone.
—Marcharos por montes, no ir al sembrado,
marcharos por montes, por riscos y prados.—
Al tiempo de alzar el vuelo, cantan con gran alegría,
despidiéndose de Antonio y toda su compañía.
El señor obispo, al ver tal milagro,
por todas las partes mandó publicarlo.
Antonio divino, por tu intercesión
todos merecemos la eterna mensión.