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Bibliografía
IGRH: 4003
Otras versiones de "San Antonio libera a su padre de la horca"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
GUINOT FERRI, L. (2016). «Viva el señor san Antonio,
pues que tanto nos ampara»: Los santos y su representación en la literatura popular de los siglos XVIII y XIX. Cuadernos de la Ilustración y Romanticismo, 22, 129-157. http://dx.doi.org/10.25267/Cuad_Ilus_Romant.2016.i22.07
RODRÍGUEZ PASTOR, J. (1996). Algunas manifestaciones folkloricas en torno a san Antonio de Padua. Revista de Folklore, 16 (186), 84-98.
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Transcripción
Si me das silencio un rato y me escucha mi auditorio,
he de cantar una glosa al bendito San Antonio.
El bendito San Antonio ha nacido en Portugal,
de unos padres muy honrados, compasivos sin igual.
Al bendito San Antonio le pido con reverencia
que todos nuestros trabajos los suframos con paciencia.
Fue natural de Lisboa, hijo de la misma patria;
en la capilla del rey la fe de Cristo tomaba.
Un sermón predicó en Roma y en la lengua portuguesa.
Treinta distintas naciones, todas le tienden su lengua.
Estando en este sermón, a sus padres van a ahorcar
por un falso testimonio que le quieren levantar,
y por librar a su padre sin faltar a este sermón,
el cuerpo se quedó en Roma y el espíritu partió.
Van a estar con la justicia y al alcalde preguntó:
—La justicia en ese hombre, ¿qué delitos cometió?—
El alcalde le responde con una respuesta leve:
—A ese hombre se ajusticia por una muerte que debe—.
Vamos donde está el difunto, el difunto lo dirá,
nos sacará de la duda y nos dirá la verdad.
Vamos donde está el difunto, donde está el cuerpo enterrado.
Por la señal de la cruz, la losa se ha levantado.
Se ha levantado el difunto y le dice a San Antonio:
—Ese hombre no se ha muerto, que es un falso testimonio—.
Todos le ruegan al santo que diga quién le mató,
y san Antonio responde: —Eso no lo diré yo,
que estaba en el purgatorio, carreras de salvación
para subir a la gloria y a guardar su bendición—.
Hombres, niños y mujeres, todos tras del santo van,
y se sube a una peña y se pone a predicar.
A ver peces y animales, todo lo que al campo andaba,
salen a ver los portentos que el santo les predicaba.
Con esto no digo más si no es que diga la glosa
del bendito San Antonio y de la Virgen gloriosa.
Con esto no digo más si no es que la glosa diga
del bendito San Antonio y de la virgen María.
Con esto no digo más y perdonen mi auditorio,
que aquí se acaba la glosa del bendito San Antonio.
Antonio, en el último verso, recíbeles por tu bien
y recíbenos a todos en tu compañía. Amén.