San Antonio libera a su padre de la horca

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Bibliografía

IGRH: 4003

Otras versiones de "San Antonio libera a su padre de la horca"

Marazuela Albornos (1981: n.º 82); Pimentel García (2020: n.º 329); Romero López (1995: n.º 4); Salazar (1999: n.º 192); Schubarth y Santamarina (1987: n.º 20).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

GUINOT FERRI, L. (2016). «Viva el señor san Antonio,
pues que tanto nos ampara»: Los santos y su representación en la literatura popular de los siglos XVIII y XIX. Cuadernos de la Ilustración y Romanticismo, 22, 129-157. http://dx.doi.org/10.25267/Cuad_Ilus_Romant.2016.i22.07

RODRÍGUEZ PASTOR, J. (1996). Algunas manifestaciones folkloricas en torno a san Antonio de Padua. Revista de Folklore, 16 (186), 84-98.

Transcripción

Si me das silencio un rato     y me escucha mi auditorio,

he de cantar una glosa     al bendito San Antonio.

El bendito San Antonio     ha nacido en Portugal,

de unos padres muy honrados,     compasivos sin igual.

Al bendito San Antonio     le pido con reverencia

que todos nuestros trabajos     los suframos con paciencia.

Fue natural de Lisboa,     hijo de la misma patria;

en la capilla del rey     la fe de Cristo tomaba.

Un sermón predicó en Roma     y en la lengua portuguesa.

Treinta distintas naciones,      todas le tienden su lengua.

Estando en este sermón,     a sus padres van a ahorcar

por un falso testimonio     que le quieren levantar,

y por librar a su padre     sin faltar a este sermón,

el cuerpo se quedó en Roma     y el espíritu partió.

Van a estar con la justicia     y al alcalde preguntó:

—La justicia en ese hombre,     ¿qué delitos cometió?—

El alcalde le responde     con una respuesta leve:

—A ese hombre se ajusticia     por una muerte que debe—.

Vamos donde está el difunto,     el difunto lo dirá,

nos sacará de la duda     y nos dirá la verdad.

Vamos donde está el difunto,     donde está el cuerpo enterrado.

Por la señal de la cruz,     la losa se ha levantado.

Se ha levantado el difunto     y le dice a San Antonio:

—Ese hombre no se ha muerto,     que es un falso testimonio—.

Todos le ruegan al santo     que diga quién le mató,

y san Antonio responde:     —Eso no lo diré yo,

que estaba en el purgatorio,     carreras de salvación

para subir a la gloria     y a guardar su bendición—.

Hombres, niños y mujeres,     todos tras del santo van,

y se sube a una peña     y se pone a predicar.

A ver peces y animales,     todo lo que al campo andaba,

salen a ver los portentos     que el santo les predicaba.

Con esto no digo más     si no es que diga la glosa

del bendito San Antonio     y de la Virgen gloriosa.

Con esto no digo más     si no es que la glosa diga

del bendito San Antonio     y de la virgen María.

Con esto no digo más     y perdonen mi auditorio,

que aquí se acaba la glosa     del bendito San Antonio.

Antonio, en el último verso,     recíbeles por tu bien

y recíbenos a todos     en tu compañía. Amén.

Resumen de "San Antonio libera a su padre de la horca"

San Antonio se encuentra pronunciando un sermón en Roma cuando descubre que su padre va a ser ajusticiado por culpa de unos falsos testimonios. San Antonio deja su cuerpo en Roma y parte en espíritu al lugar donde se celebra el juicio. Antonio pregunta al juez o al alcalde acerca del delito que ha cometido su padre. Este le responde que ha asesinado a un hombre. El santo propone resucitar al muerto para que declare la verdad. Acuden al cementerio y, a la señal de la cruz, se abre la losa y se levanta el difunto, que asegura que el padre de Antonio no fue su asesino. Todos le piden al santo que delate al verdadero criminal, pero él se niega porque el culpable se encuentra en el purgatorio.