Audio
Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
Títulos alternativos: Santa Elena, Muerte de Elena, Rapto de Elena, Santa Irene, Santa Iria, etc.
En esta versión, se repiten todos los versos a excepción del séptimo.
Comentario de María Jesús Ruiz: el romance de Santa Elena (también conocido con los títulos de Santa Irene, Santa Iria, Muerte de Elena y Rapto de Elena) "relata la historia de Santa Irene, mártir portuguesa que vivió en el siglo VII y que, según la leyenda, fue asesinada por mandato de un caballero que quería casarse con ella, para lo que debía romper su voto de castidad. Arrojado al río su cadáver, las aguas lo arrastraron hasta la ciudad de Scalabia, que en su memoria pasó a llamarse Santarem, Santa Irene" (P. Piñero y V. Atero, Romancero de tradición moderna, 1987, p. 200). Sin testimonios antiguos conocidos, la tradición oral moderna ofrece dos ramas del romance: una octosilábica, menos difundida, y otra hexasilábica de amplia difusión en la Península, Canarias, América y tradición sefardí. Son las versiones hexasilábicas las que, como en este caso, se han popularizado enormemente en el repertorio infantil. Los textos infantiles del romance presentan una intriga muy reducida, acorde con el "grado cero" de tradicionalidad que Menéndez Pidal asignó al ámbito infantil romancístico. Pero, además, las versiones lúdicas de los niños suelen esquivar los detalles más escabrosos o trágicos de la historia de la mártir en un proceso recreador que da como resultado una interpretación eufemística del relato. La versión del CLO, 0653r es un buen ejemplo de ello: omite la sangrienta muerte de la niña y resuelve la historia con un candoroso perdón hacia el raptor.
Bibliografía
IGRH: 0173
Otras versiones de "Santa Irene o santa Elena"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
PÉREZ VIDAL, J. (1984). "Santa Irene (contribución al estudio de un romance tradicional)". Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 4, 518-569.
¶
Transcripción
Tres hijas tiene un rey bordando corbatas
con agujas de oro y dedal de plata.
Pasó un caballero pidiendo posada:
—Si mi padre quiere, yo de buena gana—.
Le puso la cama en medio la sala,
le puso la cena en medio la sala.
Y a la media noche, fue y se levantó;
de las tres que había a Elena cogió.
La montó a caballo y se la llevó.
En medio del camino fue y la preguntó:
—Dime, niña hermosa cómo te llamas.
—En mi casa Elena y aquí desgraciada—.
Sacó un cuchillito y la degolló,
y en medio de un hoyo allí la enterró.
Y a los siete años por allí pasaron
unos pastorcillos guardando el ganado.
—¿De quién es esta ermita que aquí está fundada?
—Es de Santa Elena que aquí está enterrada.