Carta de un soldado a su madre

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0496r

Informantes

Notas

La informante declara que el romance se titula Carta que escribe un soldado a su madre desde Melilla. Lo aprendió de un ciego, cuando la informante tenía seis o siete años.

Bibliografía

Publicado en Anaya Flores (1986: pp.155-156)

Otras versiones de "Carta de un soldado a su madre"

Benítez Sánchez (2000: p. 291); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1995: n.º 21), Pimentel García (2020: n.º 493).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Pobre madre mía,    ¡qué rato te espera

dentro de unos días    cuando tú esto leas!

La muerte al momento    me quiere llevar;

me encuentro muy grave    en el hospital.

En este último combate    que tuvimos con los moros,

al mando de un capitán    luchábamos como lobos.

Pero una bala traidora    me hizo una tremenda herida

que me ocasionó la muerte.    ¡Queda con Dios, madre mía!

Cuando tú esta carta leas,    ya habrá perdido tu hijo la vida.

Pero ten, madre mía,    en memoria

que frente al enemigo    cayó tu hijo lleno de gloria.

Dile a mis hermanos    que miren por ti;

por Dios lo suplico     que lo hagan así.

Siento que no sepas    por fatalidad

dónde duerme el sueño    de la eternidad.

Porque es cosa triste    que un hijo adorado

no sepa su madre    dónde está enterrado.

Por eso, madre del alma,    muero con sentimiento

de no poderte abrazar    en mis últimos momentos.

Pobre madrecita mía,    con qué dolor viverás,

y por este hijo querido    con qué amargura tú llorarás,

cuando ya sepas que he muerto    y no vuelvo a verte más.

Resumen de "Carta de un soldado a su madre"

Un miliciano de la guerra de África se encuentra herido de gravedad en un hospital. Allí se lamenta de la imposibilidad de escribir a su madre. Una enfermera escucha sus quejas y redacta la carta. En ella, el soldado cuenta que ha sido herido mientras luchaba heroicamente contra los moros. Se lamenta de no poderse despedir de ella y le confiesa que, cuando la carta llegue a sus manos, él ya habrá muerto. En España, la madre sueña que el hijo ha muerto en combate. Después de esto, recibe la carta y se lamenta de lo sucedido.