Hilo de oro

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0501r

Informantes

Notas

La informante le da por título Piso oro, piso plata y asegura que lo cantaba de pequeña mientras jugaba.

Comentario María Jesús Ruiz:
El romance, de longeva y diversa vida, aparece en las colecciones con distintos títulos: Hilo de oro, A la cinta cinta de oro, Escogiendo novia, Buscando novia, A la quinta quinta, La niña y el caballero.
Las innumerables versiones documentadas de este romance y las múltiples referencias a su antigüedad y difusión indican su preeminencia casi universal en el juego infantil.
Ana Pelegrín (La flor de la maravilla, 1996, pp. 272-281) le dedica un pormenorizado estudio en el que destaca las noticias que desde el siglo XVI se tienen del tema y las numerosas recreaciones y adaptaciones documentadas desde el siglo XIX. En el mismo lugar Pelegrín estudia los procedimientos recreadores en diversas versiones, la gestualidad aplicada en el habitual juego de corro en el que se actualiza y las resonancias simbólicas que articulan el romance en torno a los temas de la elección de pareja y del maltrato de la mujer en el matrimonio.
En un trabajo anterior, Pelegrín (“Romancero infantil”, 1989, pp. 360-361) llama la atención sobre las diferencias entre el tema romancístico Hilo de oro y el conocido como A la quinta, al que hay que identificar como proveniente de un cantar escrito por Antonio Trueba en el siglo XIX para los niños e inspirado en el romance tradicional Hilo de oro.

Bibliografía

IGRH: 0224

Publicado en Anaya Flores (1986: pp. 77-78).

Otras versiones de "Hilo de oro"

Álvarez Cárcamo (2019: 6.1); Atero Burgos (2003: n.º 109); Díaz (2007: F.23); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 95- 101); Fraile Gil (2010: n.º 42-44); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 109); Pelegrín (1996: pp. 329-330); Pimentel García (2020: n.º 98); Piñero Ramírez (1996: n.º 105); Piñero Ramírez (2004: n.º 71); Piñero Ramírez (2013: n.º 14); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 65a); Schubarth y Santamarina (1988b: n.º 49); Tomé Fernández (2009: p. 295); Trapero (2000a: n.º 68); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 78); Valenciano López de Andújar (1994: n.º 105).

Contaminaciones y engarces

Hilo de oro + La pedigüeña (CLO, 1006r); La viudita del conde Laurel + Hilo de oro (Trapero, 2000b: n.º 74).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

PELEGRÍN, A. (1989). Romancero infantil. En Piñero, Atero, Baltanás y Ruiz (eds.), El romancero. Tradición y pervivencia a fines del siglo XX. Actas del IV Coloquio Internacional sobre Romancero, pp. 355-369. Cádiz: Fundación Machado.

PELEGRÍN, A. (1996). La flor de la maravilla. Juegos, recreos, retahílas. Madrid: Fundación. Germán Sánchez Ruipérez, pp. 272-281.

PELEGRÍN, A. (2001). Romances del repertorio infantil en América. Anales de Literatura Hispanoamericana, 30, 69-95, en particular pp. 74-76 el estudio de Hilo de oro.

RUIZ, M.ª J. (2016). Las metamorfosis del romancero en la tradición infantil. En Cristina Cañamares. Ángel L. Luján y César Sánchez Ortiz (eds.). Odres nuevos, retos y futuro de la literatura popular infantil. IV Jornadas Iberoamericanas de Investigadores de Literatura Popular Infantil, pp. 69-82. Cuenca, Universidad de Castilla-La Mancha, pp. 73-74.

Transcripción

Piso oro, piso plata,     piso la calle del rey,
y en el camino me han dicho:     —¿Cuántas hijas tiene usted?
—Tenga, tenga las que tenga     para usted no van a ser,
que del agua que yo beba     ellas tienen que beber,
y del pan que yo coma     ellas tienen que comer.
—Tan afligida he venido,     tan afligida me voy
a contárselo a mi padre     y a mi amo que es el rey.
—Vuelva, vuelva, caballero,     el de la espada dorada,
que de tres hijas que tengo     coja usted la más salada.
—Esta cojo por esposa,     por esposa y por mujer,
que me parece una rosa     acabada de coger.

Resumen de "Hilo de oro"

Un mercader vuelve de comprar hilo. En el camino se encuentra con un caballero que alaba la belleza de sus hijas. El padre se niega a entregárselas. El pretendiente, despechado, le anuncia que va a contárselo al rey, su padre. En otras versiones, lo amenaza con contárselo a la reina o al hijo del rey. Entonces, el comerciante recapacita y le da a escoger entre sus hijas. En otras versiones, es el mercader el que se entera por el camino de la belleza de las hijas de una señora y acude a su casa para pedírselas.