El obispo y la moza meona

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0522n

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Notas

Este registro ha sido recopilado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades “Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental” (referencia: FFI2017-82344-P), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

Agradecemos la colaboración de Miguel Cuadros Arias, responsable del Centro de Adultos de Peal de Becerro (Jaén), y de Jovita Rodríguez Bautista, coordinadora de Centros de Adultos de la comarca de la Sierra de Cazorla.

Transcripción

Venía un obispo de..., de un monasterio, iba con su séquito y eso y..., y..., y se le hizo tarde en el camino, y ya, cuando se le hizo noche, vieron un cortijo y dijeron: “Pues vamos a ver si nos dan posá”, que ya era tarde y, y entonces pues llegaron allí y tocaron en la puerta y ya salió el hombre, el dueño del cortijo, dice:

—¿Qué le pasan a ustés?—.

Dice:

—Pos na, que se nos ha hecho noche y a ver si podíamos pasar la noche aquí—.

Y dice:

—Pos sí, pasen ustés—.

Y entonces pues, pa que durmieran allí el obispo y eso. Y resulta que en el dormitorio de matrimonio dormía una moziquilla que tenía ya de, de catorce o quince años, de trece años o por ahí. Y entonces, pues dice:

—Nosotros dormimos aunque sea en un jergón de paja aquí al lao de la lumbre y estamos...—.

Y dice:

—¿Y la nena, esta noche adónde duerme?—.

Dice:

—Pues la acostamos con el obispo. Si la nena, tú verás, el obispo lo que le va a hacer a la nena—.

Y entonces la acostaron con el obispo, la acostaron con el obispo. Estaban allí tos durmiendo en la cocina del cortijo, ahí y eso. Y la..., y la nena, pos no sé por qué, que la nena se orinaba de noche, le ponían un trapo pa que empapara y no... Y..., y ya, cuando se acostaron todos, dice │ le dice al zagalillo que tenían allí, dice:

—Entra tú despacico, abre la puerta del cuarto y le pones el trapo a la nena —dice— porque se orina y tú verás. Y luego, y el obispo...—.

Y dice │ Entró el chiquillo con el trapo pa ponerlo, y sale corriendo. Dice:

—¿No te he dicho que le pongas el trapo a la nena por si se orina? —.

Dice..., dice:

—Mama, que la nena no se mea esta noche—.

Dice:

—¿Por qué no? ¡Pos claro que se orina, que se orina!—.

Dice:

—No, porque le ha puesto el obispo un tapón y dos piedras así de gordas.