El carro fantasma y apariciones en el panteón

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A mí me pasó una | Bueno, a mi pueblo se lo llevó el Mitch, cuando el Mitch, en el noventa y ocho. Fue el treinta y uno de octubre y se fue todo el pueblo, se fue todo. Luego tardaron tres años en reconstruirlo a…, a seis kilómetros de allí. En el pueblo viejo construyeron otro nuevo a seis kilómetros.
Entonces resulta que, pues yo vivía | en ese tiempo, estaba en…, en..., en mudanza, que se estaba mudando la gente porque ya podían vivir en el pueblo nuevo, y había unos… que estaban construyendo el colegio, unos ingenieros de Tegucigalpa que yo me llevaba con ellos y estaban construyendo otro a, como a siete kilómetros y había que pasar por el pueblo que se había llevado el río. Y entonces pues yo tendría catorce años y me invitaron que fuera, como iban a hacer una pizarra, me acuerdo, pero por la noche, o sea, trabajaban de noche ellos, y luego… pues pasamos por el pueblo viejo como a eso de la una y media que ya, ya habíamos terminado el trabajo y ya regresábamos para el pueblo nuevo y encontramos, porque es una parte llana, sí, plana, ¿no?, parte llana se le | como una parte llana de unos cuatro kilómetros y vemos la luz del coche que viene; nadie dijo nada; viene y viene, y ahí como hacen los caminos son de tierra, son angostos, pues el, el que iba conduciendo, el señor que iba conduciendo se orilló a la calle, y, y ya para pasarlo a nosotros se hizo a un lado el carro. Yo ya lo sabía porque yo me lo había escuchado, pero ¿tú crees en el carro fantasma?; no les dije nada, pero claro yo tenía ya miedo; la gente que íbamos a allá se los dije. Y luego allí en el panteón salían también luces por la noche en la salida. Dicen que eran todos vestidos de, como de curas, en el panteón, bueno salen porque está todavía el panteón todo lleno de arena. A varias personas les salía cuando pasaban, pues eso las once o doce de la noche.