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Clasificación
Fecha de registro:
Referencia catalográfica:
0534r
Categoría:
Colección:
Colección de Jerónimo Anaya Flores
Informantes
Recopiladores
Notas
La informante lo titula Yendo Jesucristo de caza e informa de que se lo enseñó su madre cuando era pequeña.
Ha vivido veintidós años en Alcoba y cinco en Madrid. Ahora ha vuelto a Alcoba con su marido.
Neutraliza /l/ y /r/ en posición implosiva a favor de /r/.
Bibliografía
IGRH: 0808
Publicado en Anaya Flores (1986: pp. 193).
Otras versiones de "El ateo"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Estudios
ATERO BURGOS, V. (1986). Una versión andaluza de Jesucristo y el incrédulo: Sus divergencias con otras formas peninsulares del romance. Revista de Folklore, 71, 167-173.
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Transcripción
Yendo Jesucristo de caza, de caza como solía,
los perros iban cansados, la caza no parecía.
Se ha encontrado con un hombre rico y de muy mala vida;
le preguntó que si hay Dios, dijo que tal Dios no había.
—Calla, hombre, calla, hombre, que hay Dios y Santa María,
que te puede dar la muerte como te ha dado la vida.—
Estando una noche cenando, la muerte a por él venía:
—Déjame, muerte rabiosa, déjame siquiera un día
que confiese, que comulgue, que entregue este alma mía.
—No te puedo dejar, hombre, que Jesucristo me envía;
te enviaré a lo más profundo, a lo más profundo que había,
y, si allí no estás a gusto, te echaré una piedra encima,
donde nadie te encuentre, sólo la mala angonía.