El ateo

Audio

Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0534r

Informantes

Notas

La informante lo titula Yendo Jesucristo de caza e informa de que se lo enseñó su madre cuando era pequeña.

Ha vivido veintidós años en Alcoba y cinco en Madrid. Ahora ha vuelto a Alcoba con su marido.

Neutraliza /l/ y /r/ en posición implosiva a favor de /r/.

Bibliografía

IGRH: 0808

Publicado en Anaya Flores (1986: pp. 193).

Otras versiones de "El ateo"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 4033, 4034); Álvarez Cárcamo (2019: 19.2); Asensio García (2004: pp. 123-124); Atero Burgos (2003: n.º 78); Díaz (2007: A.3); Garrosa Gude (2017: p. 298); Gómez Garrido (2012: n.º 24, 25); Jaén Castaño (2018: n.º 570); Manzano Alonso (2003: pp. 287-288); Marazuela Albornos (1981: p. 381); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 62); Piñero Ramírez (1996: n.º 76); Rico Beltrán (2009: n.º 84).

Contaminaciones y engarces

Condenado por no darle limosna a Cristo + El ateo (Fraile Gil, 2016: n.º 308); El ateo + El castillo de la Virgen (Benítez Sánchez, 2000: p. 269; Trujillo Pacheco, 2017: n.º 61; Valenciano López de Andújar, 1994: n.º 165); El ateo + La toca de la Virgen y el alma pecadora (Piñero Ramírez, 2013: n.º 121; Tejerizo Robles, 2007: n.º 492); Labrador caritativo + El ateo (Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 63).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

ATERO BURGOS, V. (1986). Una versión andaluza de Jesucristo y el incrédulo: Sus divergencias con otras formas peninsulares del romance. Revista de Folklore, 71, 167-173.

Transcripción

Yendo Jesucristo de caza,     de caza como solía,
los perros iban cansados,     la caza no parecía.
Se ha encontrado con un hombre     rico y de muy mala vida;
le preguntó que si hay Dios,     dijo que tal Dios no había.
—Calla, hombre, calla, hombre,     que hay Dios y Santa María,
que te puede dar la muerte     como te ha dado la vida.—
Estando una noche cenando,     la muerte a por él venía:
—Déjame, muerte rabiosa,     déjame siquiera un día
que confiese, que comulgue,     que entregue este alma mía.
—No te puedo dejar, hombre,     que Jesucristo me envía;
te enviaré a lo más profundo,     a lo más profundo que había,
y, si allí no estás a gusto,     te echaré una piedra encima,
donde nadie te encuentre,     sólo la mala angonía.

Resumen de "El ateo"

Jesucristo (o, más raramente, un rey) sale a cazar, pero no halla ninguna pieza. En el camino de vuelta, se encuentra con un individuo al que pregunta si Dios y santa María existen. Este asegura que no. Jesucristo le pide que recapacite porque, al igual que le han dado la vida, pueden arrebatársela. En algunas versiones, el ateo replica que no le importa porque es rico y puede disfrutar de su hacienda; en otras, asegura que no le tiene miedo a la muerte. Al día siguiente o esa misma noche mientras cena, se presenta la muerte. Él le suplica que lo deje vivir un día más para confesar sus pecados, pero ella asegura que no puede esperar porque Jesús le ha ordenado que lo lleve a los infiernos. En algunas versiones, se enumeran las torturas a las que es sometido en el infierno: es obligado a sentarse en un silla envuelta en llamas, a comerse una culebra y a beber trementina, a dormir en un colchón de balas y perdigones, etc.