Soldado devoto de san Antonio

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0551r

Informantes

Recopiladores

Notas

Aclaraciones léxicas:
esataron: así en el archivo sonoro.
caudolosas: así en el archivo sonoro.
prejudicaban: así en el archivo sonoro.

Agradecemos la valiosa ayuda de Fuensanta Aranda Gómez, quien nos puso en contacto con los informantes para la realización de esta entrevista.

Bibliografía


 

Otras versiones de "Soldado devoto de san Antonio"

Atero Burgos (2003: n.º 327); Barrios Manzano y Jiménez Rodrigo (2002-2003: n.º 116); Cid (1974: n.º 31); Ferrer-Sanjuán (1993: n.º 39); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 263); Pimentel García (2020: n.º 929); Tomé Fernández (2009: p. 314).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Al público le pedimos     que nos escuchen un rato
para poder explicar     este grandioso milagro.
Allí en Filipinas     había un soldado,
prisionero estaba     hacía ocho años.
Allá a presencia de todos     lo tenían trabajando.
En compañía de todos     el pobre estaba labrando.
Allí lo tenían     metío en un corral
de comer le daban     como a un animal.
A otro día de mañana     ya no podía trabajar
y en compañía de todos     ya no podía labrar.
Y entonces le dicen:     “Ya ha llegado el fin.
Mañana a estas horas     tendrás que morir”.
A otro día de mañana      al campo se lo sacaron
para quitarle la vida     al pobrecito soldado.
Y entonces lo agarran     y allí lo amarraron;
más arriba estaba     el tronco del árbol.
Y más de un millón de heridas     en su cuerpo que llevaba,
cuando estaba trabajando     los traidores le pinchaban.
Sus carnes honrosas     él se las tapaba
con un delantal     que se hizo de palma.
Y el pobre decía:     “¿Pa qué habré nacido?
¡Si mis padres vieran     lo que hacen conmigo!
Mis padres creyendo     que ya me habré muerto
y al fin de mi vida     estoy padeciendo”.
Estando en estas palabras,     se le presenta un anciano.
Enseguida se dirige     al pobrecito soldado:
—Yo soy san Antonio,     el que te ha de salvar,
y a tu misma casa     yo te he de llevar—.
Al punto, aquellos cordeles     enseguida se esataron*;
los otros iban detrás     buscándolo pa matarlo.
A la orilla del mar     el pobre llegó,
viéndose perdido     a la mar se tiró.
Las corrientes caudolosas*     a él no le prejudicaban*
porque dentro de la mar     parecía que lo llevaban.
Un brazo de mar     a él se acercó,
s´agarró a la rama     y arriba subió.
Cuando de la mar salió,     el pobrecito lloraba
de ver que no tenía ropa     y él en cueros se encontraba.
Y entonces un anciano     que a él se acercó
(y) para vestirse     ropa le sacó.
Enseguida por el pueblo     le corrieron el pasaje,
de limosna que le dieron     le costean el viaje.
Y él se encontró,     cuando a su casa llegó,
a su madre enferma     dándole el Señor.
Le preguntan a la madre     que si a su hijo vería.
La madre contesta al punto:     —Buena pronto me pondría—.
Entonces le dicen     al hijo que pase
y pasó enseguida;     se abraza a su madre.
No hay mejores medicinas     que un hijo para una madre.
Al punto se puso buena      de la alegría tan grande.
—¡Viva san Antonio,     que me ha concedido
venir a mi casa     porque él ha querido!—
A san Antonio glorioso     le han hecho una grande fiesta,
que se la hagan muchos años      aunque sea por providencia.
¡Viva san Antonio     y los que la cantan
y al fin de mi vida     dadme gloria santa!

Resumen de "Soldado devoto de san Antonio"

Un soldado apresado en Filipinas es maltratado y condenado a trabajos forzados. Después de años de sufrimiento, sus captores le comunican que lo ajusticiarán al día siguiente, ya que no puede seguir cumpliendo con su trabajo. El soldado se lamenta de las horas de suplicio que le quedan por delante. Los enemigos lo atan a un árbol y lo abandonan, pero un anciano que dice ser san Antonio lo libera. El soldado huye mientras es perseguido por sus enemigos. Para librarse de ellos, se lanza al mar o a un río. Cuando consigue llegar a la orilla, una monja lo oye llorar porque no tiene ropa. Las hermanas le ofrecen ropa y dinero para volver a casa. En otras versiones, la ropa se la ofrece san Antonio y el pueblo hace una colecta para pagarle el pasaje hacia España. Una vez llega a su pueblo, le informan de que su madre está expirando. El muchacho acude a visitarla y la moribunda sana milagrosamente cuando ve al hijo que creía muerto. Celebran una gran fiesta en honor de san Antonio.