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Notas
El informante indica que este cuento, titulado La cabra y los cabritillos, lo aprendió de su padre.
Transcripción
Y la, bueno, y la cabra, pues les dice a los siete cabritos:
―Mirad, me voy a ir al pueblo a..., a comprar alimanto | alimentos, pero tened cuidado que probablemente venga el lobo y tratará de engañarsos para que abráis, para que abráis la puerta. No le abrís. Le reconoceréis en que tiene la voz bronca y las patas las tiene, las tiene oscuras―.
Marchó la cabra a..., a la compra, cuando:
―¡Tras, tras!
―¿Quién?
―Abrid, que soy vuestra madre ―dijo desde fuera el lobo.
Miraban:
―No eres nuestra madre, porque nuestra madre tiene las patas blancas y tú no―.
Cogió el lobo y se marchó otra vez a la ciudad y fue a un molino cercano, y se..., se revolcó en un saco de harina y con las patas blancas volvió.
―¡Pas, pas! Abrid que soy vuestra madre.
―No eres nuestra madre, porque nuestra madre tiene la voz clara y tú no―.
Otra vez el lobo se marcha a la ciudad. Entró en un gallinero y venga a comer huevos; se puso la voz, la voz clara. Y, ya con las patas blancas y la voz clara, los pobres cayeron y abrieron la puerta. “¡Ñam, ñam, ñam, ñam!”. Se les comió a todos, menos el pequeñín, que se metió debajo de la escalera.
Cuando vino su madre, pues se encontró con la cosa, y el niño, el pequeño, pues se puso a llorar amargamente, el pobre, y la madre, pues llora que te llora. Y ya dice el pequeñín:
―No llores, mamá, coge un cuchillo y vamos al monte. Quizá podramos recobrar a nuestros hermanitos―.
Cogieron el cuchillo, siguieron una senda y llegaron hasta un..., un lugar donde | una senda, y donde dormía a la orilla de un pozo, dormía el lobo profundamente. Cogieron el cuchillo, abrieron el vientre del lobo y salieron los cabritos bailando de contentos. Luego recogieron piedras, las metieron en el vientre del lobo y le cosieron, cuando | y se marcharon a su casa satisfechos de contentos.
Cuando despertó el lobo, su- | sintió mucha sed ―como tenía las piedras dentro, sintió mucha sed―, y al inclinarse al pozo para beber se le vinieron las piedras para delante y, cayendo al pozo, se ahogó y, perdiendo el equilibrio ―decía el cuento―, cayó al pozo y se ahogó.
Este es el fin de los malvados.