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Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
La informante indica que el título es En la provincia Alicante.
V. 6a: La informante dice “su madre”, aunque por el sentido del v. 6b se entiende que es “su padre”.
Bibliografía
IGRH: 0000
Otras versiones de "El reencuentro"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
En la provincia Alicante del pueblo de Marchena,
habitaba un matrimonio de una familia muy buena.
Este era un matrimonio que vivía muy feliz;
ella era costurera y él de oficio era albañil.
Estos tenían una hija que se llamaba Isabel;
su madre* la quería mucho, que era la locura de él.
Una vecina muy cerca a la mujer murmuraba,
envidiándole la suerte de lo bien que se llevaban.
Un domingo por la tarde con su hija paseando,
aquella mala vecina al albañil ha llamado:
—¡Ay, Antonio, si supieras de lo que yo me he enterado:
que tu mujer no es muy buena y a ti te está traicionando!—
En aquel mismo momento a su hija la besaba,
y llorando le decía: —Vas a ser muy desgraciada.—
Aquel hombre tan honrado a su casa ya llegó,
y sin dar explicaciones a Segovia se marchó.
Antonio llegó a Segovia y ha empezado a trabajar,
y dio con unos señores, que fue su felicidad.
Y tenía mucho trabajo, hizo muchos edificios
y ganó tanto dinero que llegó a ponerse rico.
Antonio estaba muy bien con mucha felicidad,
pero a su hija Isabel nunca la podía olvidar.
Esta niña tan bonita que su madre la crio,
cuando tenía quince años sola en el mundo quedó.
Ella quería ser artista y el teatro le gustaba,
y al verse sola en el mundo su idea la ejecutaba.
Y de pueblo en pueblo iba con una compañía grande,
hasta que llegó a aquel sitio que se encontraba su padre.
Una noche en el teatro se aproxima un caballero,
y cuando estaba bailando a ella le tiró el sombrero.
Y le dice: —Señorita, si a usted le parece bien,
cuando acabe de bailar queda invitada a café.
¡Qué bonita eres, muchacha! Te llamo para decirte
que, si te casas conmigo, seremos los dos felices.
—En este mismo momento, no le puedo contestar,
porque el asunto es muy serio y lo tengo que pensar.
—Si tú te casas conmigo, tú te tienes que alegrar,
porque yo no tengo a nadie y para ti es mi capital.—
A la respuesta de ello la muchacha contestó:
—Pues yo también estoy sola y acepto su petición.
—Pues dime cómo te llamas y del pueblo dónde eres,
para escribir enseguida y que manden los papeles.
—Me llamo Isabel Fernández y mi madre Encarnación;
soy del pueblo de Marchena, mi padre me abandonó.—
El padre al suelo cayó diciéndole estas palabras:
—¿Cómo has venido a mis brazos, hija mía de mi alma?
Hija de mi corazón, qué alegría de encontrarte;
pa ti se acabó el teatro, ya tienes aquí a tu padre.—
Al público que me escucha, aprender bien y enteraros
que por una mala lengua cuántas cosas han pasado.