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Notas
Esta versión, transmitida en cabileño, ha sido traducida y anotada por Óscar Abenójar.
Según indica el recolector, la grabación le fue cedida por Ou. I.
Transcripción
Traducción
Había una vez una mujer que se había sentado al lado del kanun[1] para entrar en calor. Echó un poco de leña y se quedó allí sentada, calentándose mientras mecía a su niño. De repente llegó un monstruo. Entró en la casa y allí se encontró a la mujer, que seguía meciendo al pequeño. El monstruo se puso a su lado y le dijo:
—¡Déjamelo, que quiero mecerlo yo!
Y la mujer le respondió:
—¡Espera que lo voy a mecer yo primero!
Y a continuación ella se puso a cantar esta canción, mientras seguía meciendo al muchacho:
La madre, en realidad, estaba pidiendo auxilio a su vecino, que se llamaba Abdallah. Tenía miedo de que el ogro se los comiera a los dos. Y siguió cantando:
Entonces llegó su vecino con el fusil en la mano. Le hizo un gesto a la mujer para que se apartara; porque no quería hacerle daño. Ella tuvo que apretujarse un poco, porque el ogro estaba sentado justo a su lado.
Y al momento el vecino se acercó y le dio un golpe al ogro con la culata del fusil. El ogro cayó redondo allí mismo.
[1] Kanun, brasero tradicional, de pequeño tamaño y típico del Atlas telliano, que se emplea tanto para cocinar como para calentar las casas en invierno.
[2] La informante relató todo el cuento en una variedad de bereber con algunos rasgos propios de la región montañosa del Djurdjura (valiato de la Gran Cabilia). Sin embargo, entonó todos los versos de esta tonadilla en árabe dialectal, excepto el penúltimo, que lo enunció en cabileño (Ya Abdallah, l’djar! / Cheix chibani / yebaɣa ad yerkez bahtani. / Mohamed rasul Allah). En estos versos, para no mezclar las grafías del árabe y la del bereber, hemos transliterado el árabe dialectal siguiendo el patrón ortográfico del cabileño.